La histórica plaza "25 de Mayo"
Originaria "Plaza de Armas" del Fuerte Federación. Su arbolado y desarrollo a lo largo del tiempo. La Pirámide.
(Publicación original: Julio de 2018, actualizado 24 de Noviembre de 2024)
Las investigaciones realizadas en el escaso número de documentos que se hallan en los archivos, animan a creer que fue en el sitio actualmente ocupado por la plaza principal, donde la comisión militar integrada por los comandantes Mariano Acha, Francisco Javier Acevedo y Juan Francisco Ullua, decidió colocar el mojón que sirvió de guía para la construcción del futuro fuerte.
Allí, donde hoy se encuentra la plaza "25 de Mayo" se extendía la primitiva plaza de armas, rodeada por las construcciones militares de práctica y por los ranchos levantados para servir de alojamiento a oficiales y milicianos. A estos les era permitido traer sus respectivas familias -motivado por el aislamiento y por la severa disciplina militar- al tiempo que para promover la formación de un futuro pueblo.
Además se construyeron corrales y potreros para ser destinados a la caballada y al ganado de consumo.
Al llegar el año 1857 es decir, treinta años después de su fundación, el gobierno envía al agrimensor Orma para realizar mediciones y proyectar una estructura de pueblo. En ese entonces, la ubicación de la plaza principal se concibió en el lugar céntrico y vacío destinado originariamente como plaza de armas.
Posteriormente, en 1864, los agrimensores Justiniano Lynch y José María Muñoz, trazan definitivamente el pueblo y su ejido.
Este se componía de sesenta y cuatro manzanas de cien varas (86,60 metros) de lado cada una; ciento veintiocho quintas de doscientas veinte varas (190,52 metros) de lado y noventa y cuatro chacras de 1.200 metros de lado, vale decir, con una superficie de 144 hectáreas cada una.
Dichas chacras fueron más tarde reducidas a una superficie de 16 cuadras o sea 27 hectáreas por unidad.
El trazado descripto circunscribía el espacio libre que luego vino a ocupar la plaza principal, pero que en aquel momento servía para que pastasen los animales de la vecindad.
Su actual denominación de "Plaza 25 de Mayo" le fue impuesta por una ordenanza sancionada el 10 de julio de 1904.
Por el hecho de haber servido como plaza de armas durante las sucesivas comandancias militares, pudo muy bien haber sido bautizada con el nombre de "Fuerte Federación" en recuerdo al nombre original del fuerte que allí fuera fundado 77 años antes.
La tradición -dice Sciutto Ferretto- siempre debe primar por encima de toda susceptibilidad de índole política, sin que por ello se pretenda dejar de reconocer el trascendente significado que su actual denominación encierra.
La tradicional pirámide fue restituida el 25 de mayo de 2010 celebrando el Bicentenario de la Argentina.
(Publicación original: Julio de 2018, actualizado 24 de Noviembre de 2024)
Las investigaciones realizadas en el escaso número de documentos que se hallan en los archivos, animan a creer que fue en el sitio actualmente ocupado por la plaza principal, donde la comisión militar integrada por los comandantes Mariano Acha, Francisco Javier Acevedo y Juan Francisco Ullua, decidió colocar el mojón que sirvió de guía para la construcción del futuro fuerte.
Allí, donde hoy se encuentra la plaza "25 de Mayo" se extendía la primitiva plaza de armas, rodeada por las construcciones militares de práctica y por los ranchos levantados para servir de alojamiento a oficiales y milicianos. A estos les era permitido traer sus respectivas familias -motivado por el aislamiento y por la severa disciplina militar- al tiempo que para promover la formación de un futuro pueblo.
Además se construyeron corrales y potreros para ser destinados a la caballada y al ganado de consumo.
Al llegar el año 1857 es decir, treinta años después de su fundación, el gobierno envía al agrimensor Orma para realizar mediciones y proyectar una estructura de pueblo. En ese entonces, la ubicación de la plaza principal se concibió en el lugar céntrico y vacío destinado originariamente como plaza de armas.
Posteriormente, en 1864, los agrimensores Justiniano Lynch y José María Muñoz, trazan definitivamente el pueblo y su ejido.
Este se componía de sesenta y cuatro manzanas de cien varas (86,60 metros) de lado cada una; ciento veintiocho quintas de doscientas veinte varas (190,52 metros) de lado y noventa y cuatro chacras de 1.200 metros de lado, vale decir, con una superficie de 144 hectáreas cada una.
Dichas chacras fueron más tarde reducidas a una superficie de 16 cuadras o sea 27 hectáreas por unidad.
El trazado descripto circunscribía el espacio libre que luego vino a ocupar la plaza principal, pero que en aquel momento servía para que pastasen los animales de la vecindad.
En el año 1867, durante la dinámica presidencia del municipio ejercida por Juan José Pérez, se proyecta el arreglo de la plaza, resolviéndose arbolarla y rodearla de una cadena para evitar la entrada de los animales deambulantes, tan habituales en ese lugar.
No obstante haberse aprobado dicha iniciativa, ésta no llegó a concretarse totalmente, ya que si bien se colocó la referida cadena protectora, el terreno en cambio fue sembrado con alfalfa.
En 1869 se volvió nuevamente sobre el proyecto anterior; se practicaron nuevas diligencias; se elevaron presupuestos; pero finalmente no se llegó a nada concreto. En cambio, en ese año que el municipio era presidido por don Estanislao Alegre, se procedió a la construcción de una pirámide en el centro del terreno.
En 1871, por iniciativa del presidente de turno, don Ataliva Roca, se concretan los trabajos de arreglo y arbolado de la plaza. Los árboles para su ornamentación, según recuerdan antiguos pobladores, fueron paraísos adquiridos en la localidad de Rojas y transportados por el señor Andrés Azcune, siendo el señor Juan Macchi el encargado de hacer ejecutar la obra.
En 1872 durante la presidencia de don Luis Alberto Mohr y por iniciativa de Ataliva Roca se resuelve dotar a la plaza de doce bancos para solaz de los paseantes pero en última instancia el número fue reducido a cuatro e instalados recién diez meses más tarde.
Durante la presidencia de Antonio Timote, en junio de 1875, se dispone comprar al Gobierno y a precio de fomento un conjunto de árboles para adorno entre los que se encontraban numerosos eucaliptus. Pero estos últimos debieron ser cortados a los siete años de plantados, por cuanto su excesivo desarrollo los convirtió en un serio peligro durante los días de tormenta.
En agosto de 1884, el entonces presidente municipal, don Juan Vázquez Diez es autorizado para invertir hasta la suma de 165 pesos oro en el embellecimiento de los jardines.
Al llegar el año 1886, cuando era presidente don Carlos Robbio, ya la plaza contaba con una bella estructura y con jardines cuidados esmeradamente durante el año 1869. Varias generaciones cantaron a su pie las estrofas del Himno Nacional en los actos celebratorios; pero años más tarde ese símbolo fue demolido con el propósito de erigir una estatua a nuestro héroe máximo, el general Don José de San Martín.
En ese mismo año de 1886 la plaza principal de Junín contaba con una dotación de trece bancos de hierro y siete de madera.
No obstante haberse aprobado dicha iniciativa, ésta no llegó a concretarse totalmente, ya que si bien se colocó la referida cadena protectora, el terreno en cambio fue sembrado con alfalfa.
En 1869 se volvió nuevamente sobre el proyecto anterior; se practicaron nuevas diligencias; se elevaron presupuestos; pero finalmente no se llegó a nada concreto. En cambio, en ese año que el municipio era presidido por don Estanislao Alegre, se procedió a la construcción de una pirámide en el centro del terreno.
En 1871, por iniciativa del presidente de turno, don Ataliva Roca, se concretan los trabajos de arreglo y arbolado de la plaza. Los árboles para su ornamentación, según recuerdan antiguos pobladores, fueron paraísos adquiridos en la localidad de Rojas y transportados por el señor Andrés Azcune, siendo el señor Juan Macchi el encargado de hacer ejecutar la obra.
En 1872 durante la presidencia de don Luis Alberto Mohr y por iniciativa de Ataliva Roca se resuelve dotar a la plaza de doce bancos para solaz de los paseantes pero en última instancia el número fue reducido a cuatro e instalados recién diez meses más tarde.
Durante la presidencia de Antonio Timote, en junio de 1875, se dispone comprar al Gobierno y a precio de fomento un conjunto de árboles para adorno entre los que se encontraban numerosos eucaliptus. Pero estos últimos debieron ser cortados a los siete años de plantados, por cuanto su excesivo desarrollo los convirtió en un serio peligro durante los días de tormenta.
En agosto de 1884, el entonces presidente municipal, don Juan Vázquez Diez es autorizado para invertir hasta la suma de 165 pesos oro en el embellecimiento de los jardines.
Al llegar el año 1886, cuando era presidente don Carlos Robbio, ya la plaza contaba con una bella estructura y con jardines cuidados esmeradamente durante el año 1869. Varias generaciones cantaron a su pie las estrofas del Himno Nacional en los actos celebratorios; pero años más tarde ese símbolo fue demolido con el propósito de erigir una estatua a nuestro héroe máximo, el general Don José de San Martín.
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La plaza principal a principios del siglo XX con la pirámide al medio |
Su actual denominación de "Plaza 25 de Mayo" le fue impuesta por una ordenanza sancionada el 10 de julio de 1904.
Por el hecho de haber servido como plaza de armas durante las sucesivas comandancias militares, pudo muy bien haber sido bautizada con el nombre de "Fuerte Federación" en recuerdo al nombre original del fuerte que allí fuera fundado 77 años antes.
La tradición -dice Sciutto Ferretto- siempre debe primar por encima de toda susceptibilidad de índole política, sin que por ello se pretenda dejar de reconocer el trascendente significado que su actual denominación encierra.
La tradicional pirámide fue restituida el 25 de mayo de 2010 celebrando el Bicentenario de la Argentina.
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