Semblanza del fundador del Coro Polifónico Junín. Docente, multifacético. Su legado eterno. Más de treinta años vivió en Junín Rodolfo Alleva. Múltiple, polifacético, enseñó dibujo, enderzó caligrafías, transmitió vivencias y sapiencia musical, comunicó amor por la belleza. Hasta enseñó matemática y guió a preocupados estudiantes por las áridas columnas lineadas de la contabilidad. Con una sustancial dosis de bohemia, a pesar de su figura -el mismo se complacía en señalarlo-, corría del coro de la Iglesia San Ignacio de la que por varios años fue organista, a la Escuela Normal, ahí al Conservatorio Musical, luego a su oficina de clases particulares, más tarde a la vieja casona de calle Lebensohn, para vivir intensas y transpiradas horas de trajín en la secretaría de la Escuela Nacional de Comercio. Y hasta disponía de tiempo para prometer gauchadas que las más de las veces le complicaban la vida, contar muy buenos chistes y deleitar a sus interlocutores con anécdotas artísticas...