Vestigios del Fuerte en el Centenario de Junín: La figura de Pablo Vargas, comandante de los guardias nacionales

 

Nació en Santiago del Estero y falleció en Rufino en 1911, a los 86 años. Sus jefes militares destacaron siempre ampliamente su valor y conocimiento del terreno. Fue distinguido por el presidente Domingo Faustino Sarmiento. Estuvo bajo las órdenes del Coronel Borges y del General Villegas.


El Album del Centenario de Junín -editado en 1928- recoge la figura del jefe militar Päblo Vargas, una mezcla de leyenda e historia real en Junín y una amplia zona que llega hasta el sur de la provincia de Santa Fe- y se refiere de esta manera:

"Este veterano soldado en la lucha por conquistar el desierto, distinguióse en numerosas ocasiones. Capitaneó a los veinte juninenses que marcharon a la vanguardia del capitán Lagos, en su excursión por tierras del sur, en busca del famoso cacique Catriel -en este caso en alusión a Cipriano Catriel, Ver-quien fuera apresado en esa ocasión. Distinguióse en numerosos hechos en la lucha contra el salvaje mereciendo la gratitud de su patria y de sus jefes. Sirvió después como capitán a las órdenes de Ataliva Roca en la guerra civil.

Publicamos su foto en el Album del Centenario de Junín como homenaje a su descollante actuación  en la formación de Junín, recordando también  a sus amigos y compañeros de armas: Lorenzo Silvano, hombre de gran confianza del coronel Conrado Villegas (ver más) ; a Bonifacio Salguero, capitán en Junín de Guardias Nacionales y al comandante del mismo cuerpo, don Roque Vázquez. A todos estos que fueron sus amigos, el pueblo de Junín les tributa toda la veneración que supieron granjearse  por su meritoria labor  en pro de la civilización argentina".

Una de las acciones militares de Vargas es rescatada en el sitio web El Arcón de la historia argentina y data del 8 de agosto de 1874: "El capitán PABLO VARGAS (textual) con efectivos de la Guardia Nacional de Junín, bate en La Calera, provincia de Buenos Aires a una partida de indígenas que mandaba el cacique Corla y lo toma prisionero"

"SE DESTACO POR LA HIDALGUIA DE SUS ACTOS"

Dice el historiador Luis Sciuto Ferretto en su libro "Junín en la historia y hombres que lo impulsaron" (1967):

"Junín tiene un héroe, un hombre que actuó en estas tierras de adopción después de emigrar de su nativa Santiago del Estero; enastó con tacuaras las lanzas de combate y ciñó sable a la cintura, peleando heroicamente en defensa de la civilización y del progreso.

A causa de nuestro olvido injustificado todavía no se ha comenzado a citarlo en las escuelas locales con la merecida consideración a la que se ha hecho acreedor.

Vargas se destacó por la hidalguía de sus actos, así como por el valor demostrado en sus frecuentes entreveros con los indios ranqueles en aquellos azarosos tiempos que le tocara vivir.

Actuó como un adalid ejemplar, ora trabajando en los campos de labranza y en los rodeos de hacienda, ora parando en lucha organizada o en arriesgada acción personal, los continuos intentos depredatorios de los aborígenes que se hacían presentes en la zona. Era habitual que éstos, tras incendiar las viviendas y pasar a degüello a los hombres que caían heridos o que eran hechos prisioneros, se llevasen cautivos a las mujeres y a los niños como parte integrante del botín.

La alusión atañe a tribus de indios ranqueles, capitaneados por el bravo, audaz y temible cacique Pincén, indicando ello que se trataba de comportamientos heroicos y decididos tanto de una como de otra parte.

Pablo Vargas, brazo viril, pecho de soldado argentino, corazón de prócer; siempre firme en la barrera interruptora de cualquier invasión enemiga. Lanza en permanente posición de ataque, sable blandido con destreza, habilidad para dar el golpe y puntería para arrojar "las tres marías" a las patas de los caballos de los jinetes que huía n (N.de la R.: Las tres Marías, uno de los tipos de boleadoras usadas por los gauchos argentinos. Las Tres Marías tiene tres ramales de varias longitudes y varios pesos para que se extienda y capture al animal. Las Tres Marías fueron usadas principalmente para los animales grandes como ganado).

Erguido sobre el recado, en su escogido pingo zaino, escudriñaba con ojos de lince el horizonte, tratando de descubrir cualquier peligro en cierne para aprestar de inmediato la defensa.

Los indios atacaban desde el sur por el Paso de Piedra del Río Salado o costeando la Laguna de Gómez cuando ésta se encontraba poco crecida. Desde el oeste penetraban por la angostura que separa la laguna de Gómez de la laguna Mar Chiquita, sitio donde hoy se encuentra el Puente Morote.

Hablar de Pablo Vargas significa despertar una tónica de espiritualidad y patriotismo que conduce a nobles emociones y motiva el respeto y sincera consideración a lo tradicional en todo el valor que ello encierra.

He aquí otros antecedentes que honran la trayectoria militar del capitán Pablo Vargas.

El 28 de septiembre de 1873 el comandante de la frontera Norte y Oeste, coronel Hilario Lagos solicita a la Superioridad la incorporación permanente de Pablo Vargas a la plana mayor de la Comandancia de Junín, con los siguientes fundamentos:

"Existe en el regimiento de Guardias Nacionales de este punto, el capitán Pablo Vargas el que ha servido desde Alférez en el mencionado cuerpo, habiendo con este motivo adquirido gran influencia entre sus compañeros de armas, debido a su comportación toda vez   que se ha ofrecido batir a los indios agregándose a todo el completo conocimiento del desierto".

El mismo militar en otro informe del 1 de septiembre de 1873 pide premiar a Vargas con el alta de defender la frontera, resolución que es firmada por el Presidente Sarmiento, aunque se ha comprobado que siguió en acción durante mucho más tiempo.

El 3 de agosto de 1874, Vargas al frente de unos 30 guardias nacionales logra detener otra importante invasión de indios en el paraje denominado "La Caldera" y toma prisionero al bravo capitanejo Coillá. El coronel Rufino Victoria, inspector general de armas, al llevar a conocimiento del Ministerio de Guerra, este hecho, informaba:

"Habiendo sido notable la conducta que observó en este encuentro el capitán Pablo Vargas, me permito recomendarlo a la consideración de Vuestra Excelencia".

Igual reconocimiento se hace para el capitán Pascual Leiva y el alférez Fermín Sánchez los que, acompañando a Vargas habían peleado con arrojo y valentía.

HOMBRE FIEL A ATALIVA ROCA

El historiador y periodista Raúl Roux escribe:

"Uno de los hombres más fieles al comandante Ataliva Roca fue el capitán Pablo Vargas: excelente persona, gaucho valeroso y habilísimo baqueano, pues conocía palmo a palmo el desierto; que gozó no solo de la consideración de Ataliva Roca, sino también de todos los jefes de frontera, incluso  la del coronel Villegas, quien le obsequio su retrato con una sentida dedicatoria".

El mayor Benjamín Moritán -héroe de Boquerón- le regaló su propia espada, en tanto que el gobierno de la provincia de Buenos Aires lo distingue obsequiándole un revólver con la siguiente inscripción: "El gobierno de la provincia al capitán Pablo Vargas".

En el año 1909 el Congreso Nacional, a moción del diputado Pedro Luro, le acordó una pensión graciable de doscientos pesos mensuales que le permitió solventar sus gastos durante los últimos dos años de su vida".

Y el historiador hace una alusión final en su reseña: "Nuestras autoridades municipales presentes o futuras, procederían con estricta justicia histórica si rebautizaran a la avenida del progreso (actual Pastor Bauman) en aquel entonces aledaña, y frecuentemente transitada por el heroico miliciano durante sus vigilantes recorridas, con el bien justificado nombre de este esforzado custodio. Y para completar el merecido homenaje, también deberían procurar el traslado de sus restos que nos honran y nos pertenecen- sepultados y olvidados en la ciudad de Rufino, luego de su muerte acaecida en el año 1911.

Capitán Pablo Vargas...la historia no debe olvidarte"

Vargas es recordado con una calle en su memoria que atraviesa los barrios Emilio Mitre y Ricardo Rojas hasta la avenida Circunvalación.

CONOCIDO BAQUEANO

El capitán Pablo Vargas, conocido baqueano que, según testimonia el viajero francés Alfredo Ebelot, era capaz de enfrentar a grandes partidas de indios con sus boleadores junineros. (Nota: en el campo no se decía entonces, ni tampoco ahora, "juninense" o "rojense" sino juninero o rojero). 

Era de estatura algo más que normal, fuerte contextura, facciones regulares, ojos verdes, cabello hondeado y bigote bajo.

Su padre había sido un poblador del sur de Santa Fe y su madre, llamada Felipa Bargas, era una india criada entre los cristianos. Inició sus servicios a los 15 años en la guarnición del Fuerte Federación, origen de la ciudad de Junín.

A partir de 1840, estuvo ininterrumpidamente en la zona, sobre las líneas de frontera. Durante un año, hasta Caseros, integró el contingente del Fortín Chañar, y en 1853 fue correo, durante un año, entre aquella Comandancia y Buenos Aires, viaje que hacia a caballo normalmente en dos días.

Cuando las milicias de campaña se convirtieron en Guardia Nacional, Bargas queda incorporado con el grado de Alférez.

Continuó en Junín, hasta la época que se adelantó la línea hasta Ancalú Grande (hoy General Pinto), luego estuvo a las órdenes del Coronel López en la zona de Ancalú Chico (Hoy San Gregorio). Vale mencionar en este punto que el historiador Dionisio Schoo Lastra -al hablar sobre la fundación de Vedia- dice el autor que "Dice el autor, que hasta 1880 vivió en el Bajo Hondo de El Dorado el capitán Pablo Vargas, gaucho juninero, que comandando partidas de milicos por estos pagos, fue admirado por el mismo Pincén a cuyas huestes combatió a quien vino a visitarlo muchas veces cuando reinó la paz entre huincas e indios".

El Coronel Hilario Lagos se refirió a él en los siguientes términos: “Existe en el Regimiento de Guardias Nacionales de este punto el Capitán Pablo Bargas, que ha hecho su carrera de oficial desde Alférez en el mismo cuerpo, habiendo adquirido gran ascendiente ante sus compañeros debido a su comportamiento toda vez que se ha ofrecido batir a los indios, agregándose a ello su conocimiento práctico del Desierto”.

Junto a los lanceros de Junín, participó en la batalla de San Carlos contra el Cacique Cafulcurá.

Sirvió seguidamente con el Coronel Borges en Junín, y luego con el Coronel Villegas, a cuyas órdenes actuó como Capitán del 3 de Caballería de Línea.

El Congreso de la Nación, a iniciativa de la Cámara de Diputados, le acordó por sus servicios una pensión, sostén de sus últimos años, y el Gobierno de Buenos Aires lo premió con un revólver calibre 44 con las siguiente inscripción: “El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires a don Pablo Bargas, capitán de la brava Guardia Nacional de Junín”.

Fue Baquiano por excelencia, indispensable tanto para los boleadores, para el regimiento de Lanceros, como para las fuerzas de la línea de la guarnición.







 

























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