El primer teléfono en el Barrio Belgrano: lo tuvo el hipódromo



Fue por allá lejos, donde la mirada se va perdiendo en lontananza: 1915.  La entonces Villa Belgrano o Tierra del Fuego, tenía un pequeño hipódromo, estaba un poco más adelante de lo que fueron los hornos de don Saverio Di Marco. Había empalizada y una pista que era preparada por gente experta para que llegado el domingo, todo estuviera listo y así repetirse la inextinguible frase: "Largaron".

El programa era variado ya que no faltaban las pruebas de trote y las de lonjas en cuyos lances los jinetes hacían derroche de habilidad y de coraje sobre la cruz de los pingos.

En el entrevero estaban los que ahora llaman "catedráticos", los de vista corta y larga, y aquellos que gustaban del acomodo.

Los desafíos concitaban el interés de concurrencias numerosas y se cruzaban fuertes apuestas entre los partidarios de los parejeros montados por mozos habilísimos como fueron Brígido Acosta, más mentado por el apelativo "El Burrito" o Felipe Maciel que nunca se dejaban "primeriar" en las sueltas. 

Por eso no extrañó que el espectáculo se adentrara hondamente en el alma de los criollos al extremo de que la porfía dio vida a una original carrera.

Una de esas tardes primaverales, el poderoso atractivo era que habían echado al oscuro de Spgahetti contra una motocicleta, que andaba demasiado ligero...No es preciso adivinar el final, el "gringo" que piloteaba la estruendosa máquina se "cortó" solo. Se comentó entonces que la sin par carrera, había sido "arreglada" para juntar gente y de paso cosechar una buena entrada. Cosas de aquel tiempo...

En aquel pasado los que más avivaban esas fiestas con sus encendidos entusiasmos se llamaban Floro Bergamini, Zenón Ramallo, Marcos Juliá, José Ratto, Gabino Henestrosa, Juan Bovio, Antonio Sabella, los Carvallo -de Saforcada- y otros mozos que no eran menos sustraídos en ese agitar juvenil por la riña de gallos.

Como detalle que trasunta la importancia  que tenían aquellas instalaciones, es que el primer teléfono que Tuvo Villa Belgrano se destinó a ese circo de la ciudad incipiente.

 












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