La Fábrica que producía hasta 450 kilos de crema por día. También funcionaba una carnicería en la que se faenaba el ganado para abastecer a los empleados de la estancia. El predio correspondiente al "casco de la estancia" pasó a manos del Estado y posteriormente se hizo cargo la Municipalidad de Junín. Lamentablemente, durante uno de los gobiernos militares, en 1980, este edificio de gran valor arquitectónico fue demolido.
(Los siguientes textos fueron extraídos de la publicación "Colonia Rincón del Carpincho", breve reseña histórica, de María Cecilia Rigonat).
Las tierras sujetas a colonización formaban parte de la estancia "Don Armando". La misma, de una superficie de unas 7.087 hectáreas, había sido heredada por Margarita Laplacette de Couget, quien junto a su esposo Armando Couget se había establecido en la zona en 1885.
Por ese entonces, como en otras regiones de la llanura pampeana argentina, los campos estaban sin alambrar, y los precios no superaban los 10 o 12 pesos la hectárea y además el gobierno otorgaba facilidades para su compra. Así se formaron grandes estancias como la que se hace referencia.
Debido a que la mayoría de las estancias se dedicaban a la ganadería, surge la necesidad de contar con un medio de transporte para embarcar la hacienda. Con esta finalidad los hacendados solicitan la extensión de un ramal del ferrocaril El Pacífico, inglés, cuya línea general hacía el trayecto Buenos Aires-Mendoza. Cuando se nacionalizaron pasó a llamarse Ferrocarril General San Martín. Este ramal pasaba por las siguientes localidades: Chacabuco, Morse, Irala, Baigorrita, Laplacette, Bermúdez, El Dorado, Triunvirato, Germania.
Volviendo a la estancia "Don Armando", cuando aún pertencía a los Couget, las actividades que se practicaban eran realizadas por contratistas. La mayor superficie de la explotación estaba dedicada a la ganadería, hacienda de raza Durham, reuniendo alrededor de 12 mil cabezas de ganado destacándose la actividad tambera.
Contaba con una Cremería (llamada por los vecinos "La Fábrica"), ubicada a unos tres kilómetros del casco de la estancia, a orillas de la laguna de Gómez, cuyas instalaciones comprendían dos calderas, dos motores de 25 HP, tres desnatadoras de 5000 y 3000 litros de leche por hora, secaderos, lavadero a vapor. La producción llegaba a un promedio diario de 450 kilos de crema y caseína.
Para aprovechar los desperdicios generados por la mencionada actividad, se anexó un criadero de cerdos, que funcionaba en inmediaciones de la misma.
También funcionaba una carnicería en la que se faenaba el ganado para abastecer a los empleados de la estancia.
Los empleados de la estancia y los de la usina láctea llegaban a 70. Entre ellos se encontraban Pazzone, Panziraghi, Herrero y Arroyo. Cuando se vende la estancia a la CAIF, permanecen en la explotación y posteriormente se acogerán al beneficio del arrendamiento, compra.
Posteriormente las instalaciones de la Cremería quedaron en propiedad del Consejo Agrario Nacional.
EL CASCO DE LA ESTANCIA
Este complejo edilicio, que ocupaba una superficie de 20 hectáreas, estaba constituido por el chalet principal, la casa del mayordomo, las caballerizas, habitaciones para peones, etc.
El chalet principal contaba con un gran salón central, 6 habitaciones y dependencias, un despacho rodeado por una gran galería que daba al frente y un patio posterior que terminaba en la glorieta, con las infaltables glicinas. Además estaba dotado de grandes comodidades, para la época como teléfono, baño instalado con agua caliente y fría y detalles de categoría como paredes decoradas, mayólicas en baños y cocinas, pisos de buena calidad (compuesto por hexágonos verdes y blancos, perfectamente ensamblados).
Servían de marco a este hermoso edificio los jardines, destacándose los magníficos rosales, los montes frutales, de los que todavía se pueden apreciar los naranjos y el huerto.
La casa de la servidumbre tenía una cocina, dos habitaciones, despensa y comedor.
En la actualidad sólo se conserva un edificio correspondiente a las cocheras, ubicadas en la planta baja y en la planta alta, las diez habitaciones estaban destinadas a los empleados.
También contaba con cancha de paleta y de bochas.
Según cuentan los memoriosos, cuando los empleados terminaban de comer, las cocineras tocaban una campanilla, en señal de llamada a los vagabundos, llamados "crotos" que se encontraban en las inmediaciones, para darles la comida.
El predio correspondiente al "casco de la estancia" pasó a manos del Estado y posteriormente se hizo cargo la Municipalidad de Junín.
Lamentablemente, durante uno de los gobiernos militares, en 1980, este edificio de gran valor arquitectónico fue demolido. Aún hoy antiguos vecinos, miran con nostalgia el vacío dejado por la picota.
Cuando la estancia es adquirida por la CAIF, se da término a las actividades de la cremería y anexos, instalándose el Sr. Ismael Carlos Sosa en calidad de casero, teniendo la responsabilidad de cuidar los edificios pertenecientes al casco de la estancia.
En la actualidad (1999) se encuentra en la misma su hijo José Sosa, abonando un alquiler a la Municipalidad de Junín con la finalidad de explotar una cantina/bar y el club de pesca.
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