María Isabel Penazzi, escribana


Una de las trayectorias juninenses más rica en la profesión de los notarios. Fue docente, titular del registro Civil de Baigorrita y delegada en la Dirección de Personas Jurídicas de Junín. 


María Isabel Penazzi es hija de una mujer italiana, que vino al país siendo muy chica y se dedicó a la docencia, y un hombre argentino (aunque de ascendencia italiana), propietario de un importante comercio en nuestra ciudad.

María Isabel hizo la primaria en la Escuela Nº 2 y la secundaria en el Colegio Normal, y recuerda con mucho cariño aquellos años de escolarización.

El hecho de haber cursado en el Normal le permitió desempeñarse como docente, ya que ése era el título con el que se egresaba de la institución, en ese entonces.

Pero ya desde muy joven, Penazzi había tenido el sueño de estudiar para ser escribana, aunque reconocía que no podía hacerlo como estudiante libre, ya que sentía que tenía que relacionarse con el mundo universitario para poder hacerlo como ella creía que debía hacerse.

Por entonces, irse a otra ciudad a hacer una carrera universitaria era muy poco común, y mucho más infrecuente lo era para una mujer. “Yo creo que de mi promoción, que éramos 45 alumnos, sólo cuatro o cinco pudimos hacerlo”, recuerda Penazzi.

No obstante, dos años después de haber terminado el secundario, y gracias a su tenacidad, pudo cumplir su deseo y se fue a La Plata a estudiar Escribanía.

“Fue una experiencia muy linda -cuenta-, me conecté con mucha gente, en la facultad participé en política, estaba en la lista de una agrupación que se llamaba Unión. Era una época bastante politizada y nos ocupábamos de eso, además de estudiar, claro”.

Sus comienzos en la profesión

Una vez recibida, regresó a nuestra ciudad. “Los escribanos -explica- no pueden ejercer su profesión si no tienen registro, y por entonces no había vacantes en Junín, entonces conseguí un nombramiento como jefa del Registro Civil de Baigorrita, que era, en realidad, una segunda delegación que dependía de General Viamonte”.

Fue un primer paso que le abrió camino en su carrera. “En ese momento, toda Baigorrita pasó por mis manos: los casaba, les asentaba los hijos, les daba los documentos, no los divorciaba porque no existía esa posibilidad en aquellos años”, dice, sonriente.

En ese entonces le ofrecieron dar clases como profesora de Derecho Comercial, en el secundario de Baigorrita, cargo que aceptó y en el que permaneció “muchos años”, dando diferentes materias.
En tanto, pasó casi una década al frente del Registro Civil, hasta que éste dejó de funcionar: “Tuve mala suerte, porque cuando vinieron los militares de la Revolución Libertadora, cerraron todas las segundas delegaciones de la provincia”.

Sin ese puesto, se presentó en un concurso de oposición y antecedentes en General Viamonte, que ganó, y así obtuvo su registro para ejercer en esa jurisdicción.

Más tarde, tuvo la misma posibilidad en Junín, también se presentó y accedió a su registro para desempeñarse en nuestra ciudad.

“Es decir que los dos registros que tengo, el de Viamonte y el de Junín, me los gané por concurso”, subraya María Isabel.

Más actividades

“Enseguida pude insertarme como escribana, eso no me costó”, cuenta Penazzi, y aclara: “Aunque ya por entonces había muchos escribanos, y ahora estamos más excedidos aún, porque la ley dice que debería haber un escribano cada diez mil habitantes, y acá somos más de 20, con los adscriptos”.
Además, dio clases en algunas escuelas de Junín, “pero no mucho”. Según dice, le gustaba la tarea docente: “Era gratificante, aunque en el último tiempo ya no lo es tanto”, lamenta.

Más tarde, se desempeñó como delegada en la Dirección de Personas Jurídicas, “que es una oficina donde se tramita todo lo que tiene que ver con sociedades”, una de sus actividades preferidas. “Creo que ése fue el trabajo que más disfruté -admite-, me apasionaba el tema y también me gustaba el trato con la gente, el intercambio”.

Para eso, hizo una carrera de posgrado en la Universidad Notarial.

Como si esto no fuera suficiente, María Isabel Penazzi también es mediadora.

“Esto es algo que no se conoce mucho y es muy interesante”, comenta, para luego profundizar: “Sería algo así como una instancia previa a un juicio. En la Provincia es obligación en determinados casos, pero también se puede recurrir a esta alternativa de manera voluntaria, y de hecho, en el Colegio de Escribanos hay un Centro de Mediación que sirve para tratar casos que requieran de este servicio. Se trata de una herramienta de resolución de conflictos. Por supuesto que no se puede aplicar a hechos que incluyan delitos, donde haya menores involucrados, etcétera, pero sí en un conflicto como, por ejemplo, un problema con un vecino. En esa situación, lo lógico, antes de ir a la Justicia y poner en marcha el sistema tan costoso y que demora tiempo, se puede apelar a esta opción, en donde las partes concurren a un mediador y a través de ese proceso, se puede llegar a un acuerdo. Y en última instancia, si no se llega a un acuerdo, luego se puede recurrir a la Justicia”.

Funciones y obligaciones

Penazzi detalla que “la función del mediador es tratar de acercar a las personas que están en conflicto para que se llegue a un acuerdo, sin tomar partido por ninguna de las partes, siendo totalmente imparcial”.

Pero además, cuenta cuáles son las tareas que realiza un escribano que, según dice, “van mucho más allá de la de dar fe”.

Para Penazzi, “lo primero que tiene que hacer es asesorar a la gente, ése es su deber principal. Después sí está eso de que tiene que dar fe de todo lo que pasa delante de él. Pero, previamente, uno tiene que asesorar al cliente, y cuando hay dos partes, a los dos. En eso no debe haber ningún tipo de parcialidad”.

Asimismo, María Isabel advierte que la acción de fe “es muy importante” porque “ahí está en juego la palabra del escribano y ésa es una responsabilidad muy grande”. Y grafica: “Si yo viviera en Capital, no sé si haría esta actividad, porque el tema de la sustitución de personas es muy complejo”.

Con todo, la profesión fue variando “muchísimo” desde que ella empezó a ejercerla, hasta la actualidad: “Se ha complicado desde las cargas fiscales que tenemos, hasta las cuestiones burocráticas y administrativas que antes no hacíamos y ahora sí debemos cumplir. Y, por supuesto, es distinta la tarea que hacemos en el sentido de que hay temas que aquí no se trataban. Por ejemplo, cuando yo empecé a ejercer, acá nadie sabía lo que era un fideicomiso porque no era algo que se usara, nosotros lo habíamos visto en la facultad, lo habíamos estudiado, pero no era moneda corriente, mientras que ahora se introdujeron un montón de contratos en este sentido”.

Es por ello que Penazzi remarca que en la tarea notarial, “si uno no se actualiza, no sabe dónde está parado”, ya que la dinámica misma de la actividad “va cambiando mucho y requiere de una actualización permanente; hoy en día, esta profesión es muy exigente”.

Y puntualiza: “Yo hice muchos cursos en distintos ámbitos, sobre todo en la Universidad Notarial”.

Balance

De todas las actividades que realizó, Penazzi está retirada de la docencia pero sigue ejerciendo como escribana, siendo una profesional con una de las trayectorias más ricas en nuestro medio.

Al momento de hacer un balance de su carrera, asegura que “es positivo”, y profundiza: “A mí no me ha ido mal, más allá de que hubo, por supuesto, épocas mejores y otras peores. Con algunas cosas me he sentido más realizada que con otras, pero siempre estuve ocupada, y también me preocupé por especializarme, capacitarme, actualizarme y formarme. Insisto que lo que más me gustó fue mi participación en la Dirección de Personas Jurídicas, porque el de Sociedades, es un tema que siempre me gustó. Además en esa oficina siempre se trabajó muy bien, con un muy buen ambiente. No puedo decir que las otras cosas no, porque mi actividad como escribana me gusta y dar clases también, aunque en este último aspecto hay que decir que todo ha cambiado mucho, hoy en día no se fomenta la educación como debe ser”.

En tanto, las relaciones interpersonales fueron y son el motor que la impulsa desde el principio hasta hoy: “Si tengo que elegir algo, lo que más disfruto de mi profesión es el trato con la gente”, concluye

(Fuente: Diario Democracia)
























































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