Evita, y el acompañamiento permanente en las horas más difíciles
Las jornadas del 12 y 13 de octubre de 1945. Perón y Eva en la isla "Ostende". Su detención en Capital. El viaje a "Martín García".
Este, a la vez que hace diligencias de carácter jurídico acordadas de antemano, fue a la secretaría de Trabajo y Previsión, donde aún no habían aceptado su renuncia. Allí trabajaba Isabel Ernst, su amiga íntima -posteriormente eficaz colaboradora de Evita- y Hugo Mercante, su sobrino, quienes ejecutan de inmediato un programa de agitación. Se encontraban aguardando novedades algunos dirigentes gremiales en quienes generó la inquietud de combinar una movilización en apoyo del ex secretario.
En otro lugar de Buenos Aires, en la plaza San Martín, se congregaba una multitud de clase media y alta. En fuerte tono antimilitarista reclamaban insistentemente la entrega del gobierno a la Corte. Avalos recibió a los delegados del Círculo Militar y juntos visirtaron a Farrel en la residencial presidencial de avenida Alvear. Imponen a Vernengo Lima como ministro de Marina. Se habla también de la detención y el procesamiento de Perón.
La concentración, al anochecer, terminó en un intenso tiroteo con la policía. La tensión subía a niveles de riesgo. Entretanto efectivos de seguridad detuvieron a Juan Duarte y Eugenio Freude.
Un oficial de investigaciones indicó que por orden superior debía indícarsele el paradero de Perón. Por vía telefónica Mercante se contacta con el titular de la Policía Federal y amigo de Perón, coronel Aristóbulo Eduardo Mittelbach, a quien acompaña hasta "Ostende". Eduardo Coomb asegura que de esa manera se evitó la salida al exterior de Perón. Allí, brevemente, el jefe policial le comunicó que Farrel había ordenado detenerlo porque existáin motivos para temer por su vida. La negativa fue terminante. Perón sólo aceptaba ir a su domicilio, no quería salir de la jurisdicción del Ejército, exigía garantías.
En Tigre subieron al automóvil de Mercante: Perón, Mittelbacha, un chofer, el dueño del vehículo y Eva que, por momentos, no podía contener el llanto.
Llegaron al edificio de Posadas luego de la medianoche. Llovía, Perón, Eva y Mercante subieron al departamento. El coronel es informado sobre la incipiente agitación. Poco más tarde arribaría el subjefe interino de la policía, mayor Héctor D´Andrea, a quien Farrell había encomendado detener a su ex vicepresidente y conducirlo, solo, a la cañonera "Independencia" anclada en Puerto Nuevo, que estaba muy vigilado.
En el departamento -relatará D´Andrea- "apareció desde habitaciones interiores la señorita María Eva Duarte quien, dirigiéndose a Perón, dijo con leve excitación: "¿Qué pasa?¿Qué ha venido a hacer?". El detenido la puso al tanto de la situación, pero ella, tomándolo del brazo, lo instó a quedarse en irreprimible impuso de evitar su partida. Insistí, entonces, al coronel Mercante para que nos acompañara hasta el puerto y ambos aceptaron. Cuando ingresamos al ascensor, la señorita Duarte, notoriamente conmovida, intentó retenerlo, pero yo cerré el ascensor" (Testimonio en "Primera Plana", Nro. 152, 5 de octubre de 1965, Nota XVII), 52)
(Fuente: Evita, Casamiento en Junín, de los autores e historiadores juninenses Roberto Carlos Dimarco y Héctor Daniel Vargas, noviembre de 1955)
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