Albo Destéfani: Juninense, tanguero, destacado ajedrecista nacional
Albo Destéfani (1913-1992) Nació en Junín. A partir de 1936 actuó en Rosario -Provincia de Santa Fe- en las orquestas Chela, Salas, Los Provincianos y Cuarteto Típico Polato. En 1943 se radicó en Mendoza y participó en la fundación de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo en 1948 (ver reseña histórica), de la cual fue integrante. Autor, entre otros, del tango Para qué y del vals peruano ¡Ateo!. Jugador por correspondencia, a veces compositor de problemas de delicado estilo.
Destéfani sostenía que “el final es la rama mas hermosa de la composición ajedrecística”, y aunque él no se ha ocupado en dar mayor difusión a sus trabajos- mas que nada por su espíritu de bohemio incurable-, no cabe duda que es uno de esos líricos para quienes el ajedrez cuenta como una de las cosas importantes de la vida.
Por suerte, los que lo conocieron bien y disfrutaron con su espiritualidad – como sus colegas Fastosky y Kapros-, han difundido muchos de sus problemas , que de otra manera quizás, hubieran permanecido inéditos
( Fuente: El arte del Estudio de Ajedrez TII –Zoilo R. Caputto-Mirador Vol.II de Gaspar Perrone)
Destéfani sostenía que “el final es la rama mas hermosa de la composición ajedrecística”, y aunque él no se ha ocupado en dar mayor difusión a sus trabajos- mas que nada por su espíritu de bohemio incurable-, no cabe duda que es uno de esos líricos para quienes el ajedrez cuenta como una de las cosas importantes de la vida.
Por suerte, los que lo conocieron bien y disfrutaron con su espiritualidad – como sus colegas Fastosky y Kapros-, han difundido muchos de sus problemas , que de otra manera quizás, hubieran permanecido inéditos
( Fuente: El arte del Estudio de Ajedrez TII –Zoilo R. Caputto-Mirador Vol.II de Gaspar Perrone)
Conocí a Albo Destéfani alla, por los años de la década de 1980. Nos juntábamos en el viejo club de ajedrez, ubicado en la Avenida San Martín. En ese lugar, Albo nos enseñaba sus composiciones de finales compuestos tan ingeniosos y profundos. Luego nos íbamos a tomar café y a mirar bellas mujeres con el gran músico Narciso Benacot. La música y el ajedrez siempre estuvieron en medio de nuestras charlas. Esos años fueron increíbles para mí por variadas razones. Albo y Narciso fallecieron y han dejado un profundo recuerdo en mí.
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