José Pedro Nand Gallardo: Entre el periodismo y la poesía del corazón


Formó parte de las redacciones de El Mentor diario pionero en el periodismo juninense y La Verdad. También ejerció la secretaría del Concejo Deliberante. Es el autor de la marcha del club Defensa Argentina.


José Pedro Nand Gallardo nació en Pergamino el 1 de septiembre de 1901 y llegó de pequeño a Junín.

Desde muy joven manifestó su vocación periodística (VER MAS SOBRE SU BIOGRAFIA HACIENDO CLIK ACA) la que se mantendría durante toda su vida. Se inició como cronista en el diario El Mentor que se editó entre 1897 y 1933. También formó parte de la redacción de La Verdad y colaboró en numerosas publicaciones.

Durante varios años fue secretario del Concejo Deliberante y empleado municipal. 

La obra de Nand Gallardo es principalmente poética aunque también compuso el tango "El casamiento aquel" en colaboración con Nilo Martino y la marcha "Defensa Argentina" dedicada al club homónimo.

En un reportaje realizado en 1925 describió su labor con estas palabras: "Escribo versos desde hace mucho tiempo. Dijo alguien que es destino del poeta ir desparramando el corazón por todas partes. Yo acepto esa tarea con gran placer. Tengo predilección por todo lo que atañe a mi pueblo. En estas tierras fue donde mis primeros versos se dieron a luz. De mi producción actual puedo decir que a pesar de mis ripios, me merece entera satisfacción".

Nand Gallardo falleció en Junín el 7 de junio de 1961 a los 59 años de edad.

SALUDO A MI NOVIA (1925)

Sacudido del polvo del camino
y en esencia de rosa saturado:
yo pretendo con verso emocionado
escribir mi canción de peregrino.

Ha mucho tiempo de que yo partiera,
y desde entonces, noviecita mía,
fui de los días, esperando el día
de poder arriba a tu ribera.

Y una vez que te vi lo ansiaba tanto,
que mi pupila encarcelada en llanto
sostener una lágrima no pudo.

Pecadores, los labios son perversos
y como el alma, novia, es toda versos:
Por boca de mis versos ¡te saludo!

TRABAJO (1925)

Abra el arado surca adormecido,
pródiga fructifique la semilla
y abone su cosecha a maravilla
el hijo de las pampas bendecido.

Caiga brioso sobre el yunque herido
la mano del obrero que martilla
mientras se allegan de lejana orilla,
nuevos cruzados a labrar su nido.

La guerra, en su misión devastadora,
necesita en su sed devoradora, 
sangre que el mundo en holocausto ofrezca.

La paz prendida al material desvelo
trabajo implora con ferviente anhelo
Para que el árbol de la Patria crezca.

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