1996: Cuando la Media 3 de Agustín Roca llegaba a sus Bodas de Plata (NOTA 4)

El 15 de diciembre de 1975 recibían sus diplomas los primeros egresados de la Escuela Media Nro. 3 de Agustín Roca. Habían iniciado sus estudios un 20 de mayo de 1971.



Ese había sido su primer día con el debut en la primera clase del profesor Heberto Lacentra con la asignatura Inglés. Después siguieron Lengua con la profesora Norma Beatriz Brunori y finalmente matemáticas con la profesora Ana María Moreno.

La primera promoción constituyó una muestra de alumnos cariñosos, maduros, simpáticos, compañeros y amigos de los profesores.

Era un grupo polifacético en su manera de pensar y de ser, pero muy unido, mostraban la mayor parte de ellos esa "tranquilidad pueblerina", que los hacía muy familiares.

Integraban esa primera promoción 1975 los alumnos: Altaparro, Marcela; Bava, Eduardo; Bramante, Lina; Carbone, Zulma; Contreras, Ana; Crosetti, Jorge; Domínguez, Marta; Enecoiz, Nora; Garozzo, Ana; Loyola, Luis; Luchelli, Stella; Mangini, Mónica, Marone, Carlos; Picchi, Carlos; Picchi, Elena; Pocchiola, Haydeé; Rossi, Alicia; Saccoccia, Graciela; Tribó, María.

PROFESORA NORMA BRUNORI: "EL LEGADO DE NUESTROS PADRE FUE LA FUERZA IMPULSORA"

La profesora Norma Brunori, al hacer uso de la palabra ese domingo de 1996 en que se conmemoró las Bodas de Plata de la Media 3, recordó que "en ese tibio otoño de mayo de 1971, se nos abrieron las puertas de la escuela con un letrero invisible que decía: "Aquí hay saber y cariño". No teníamos la cancha de hoy, estábamos almidonados e inseguros, pero conscientes de que debíamos hacer bien los deberes. El legado de nuestros padre fue la fuerza impulsora que nos permitió seguir adelante: coraje, honestidad, ética profesional, responsabilidad, disposición y juventud. Particularmente agradezco a los míos", señaló. 

Más adelante sostuvo que "hoy la escuela es vida y está viva, porque no hemos navegado sobre el mar del tiempo mirando la estela del pasado, sino más bien, desde la proa, hemos mirado hacia el horizonte del futuro".

"El camino nos acompañó sin pretender retenernos y fueron 25 los años, fueron muchos los adolescentes que se hicieron hombres y hoy mandan a sus hijos. Pero no se puede impedir que los años se añadan a los años, que las fuerzas declinen, que las arrugas surquen la frente o que blanqueen los cabellos. Pero cuando se tiene el alma joven, se tiene optimismo. El optimismo que es una forma de confianza en la vida por encima de todo y de la fe, permanece en el bien", concluyó.

























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