En diciembre de 1855 aún no había iglesia, circunstancia por la cual el día 12, Ruiz se dirigía al Ministro doctor Valentí Alsina haciéndolo presente y solicitando al mismo tiempo la instalación de una capilla provisoria.
Precisamente, en esa misma fecha llegó a Junín el cura párroco de Rojas ofreciendo sus servicios al vecindario, el cual lo recibió con expresivas muestras de júbilo. Se realizó con ese motivo una reunión en la cual intervinieron el indicado párroco, el juez de paz y caracterizados vecinos. En ella expresó el cura que se encontraba obligado a tomar tal resolución en virtud de ser escasa la dotación que recibía, ofreciendo asistir quince días en Junín y quince en Rojas.
Ruiz comunicó esta propuesta al gobierno y éste a su vez, dio traslado de la misma al obispo diocesano.
El obispado no ocultó su desagrado por la actitud del párroco de Rojas prohibiendo la propuesta de éste en una nota, en cuyo uno de los párrafos decía: "Aunque el partido de Junín no ha sido hasta aquí erigido en parroquia, ni ha tenido por consiguiente sacerdote fijo que le sirva; pero ha sido confiada su atención, desde que fue fundado al cura y Vicario del Salto, quien tiene su jurisdicción espiritual sobre él y ha pasado con frecuencia por dicho punto para remediar las necesidades de aquellos fieles. Es verdad que esto no es un medio bastante para llenarla, y que o bien por la falta de iglesia en la población de Junín, o bien por la suma escasez de sacerdotes se ha suplido de este modo; más en el caso desgraciado de no poderse proveer desde ahora a dicho pueblo de sacerdote propio sería preferible el medio observado hasta aquí al que ha propuesto el octogenario cura de Rojas, porque el que actualmente lo es del Salto, a más de serle propio el idioma del país, tiene un profundo conocimiento de él, práctica, más medio de movilidad y aunque cargado de años, no son tantos como los del cura italiano de Rojas".
A fines de ese año se elevó al gobierno la terna respectiva para la designación de juez de paz para el año 1856. La integraban Santos Gómez, Juan maría Giles y Esteban Muñoz.
En enero de 1856 se sublevaron los indios amigos de Junín, huyendo hacia el desierto. Como justificativo afirmaron que estaban cansados de pelear contra blancos en una guerra en la que no recibían beneficio alguno y si perjuicios. Sin embargo, la sublevación había sido fomentada por adictos al general Flores.
Precisamente, en esa misma fecha llegó a Junín el cura párroco de Rojas ofreciendo sus servicios al vecindario, el cual lo recibió con expresivas muestras de júbilo. Se realizó con ese motivo una reunión en la cual intervinieron el indicado párroco, el juez de paz y caracterizados vecinos. En ella expresó el cura que se encontraba obligado a tomar tal resolución en virtud de ser escasa la dotación que recibía, ofreciendo asistir quince días en Junín y quince en Rojas.
Ruiz comunicó esta propuesta al gobierno y éste a su vez, dio traslado de la misma al obispo diocesano.
El obispado no ocultó su desagrado por la actitud del párroco de Rojas prohibiendo la propuesta de éste en una nota, en cuyo uno de los párrafos decía: "Aunque el partido de Junín no ha sido hasta aquí erigido en parroquia, ni ha tenido por consiguiente sacerdote fijo que le sirva; pero ha sido confiada su atención, desde que fue fundado al cura y Vicario del Salto, quien tiene su jurisdicción espiritual sobre él y ha pasado con frecuencia por dicho punto para remediar las necesidades de aquellos fieles. Es verdad que esto no es un medio bastante para llenarla, y que o bien por la falta de iglesia en la población de Junín, o bien por la suma escasez de sacerdotes se ha suplido de este modo; más en el caso desgraciado de no poderse proveer desde ahora a dicho pueblo de sacerdote propio sería preferible el medio observado hasta aquí al que ha propuesto el octogenario cura de Rojas, porque el que actualmente lo es del Salto, a más de serle propio el idioma del país, tiene un profundo conocimiento de él, práctica, más medio de movilidad y aunque cargado de años, no son tantos como los del cura italiano de Rojas".
A fines de ese año se elevó al gobierno la terna respectiva para la designación de juez de paz para el año 1856. La integraban Santos Gómez, Juan maría Giles y Esteban Muñoz.
En enero de 1856 se sublevaron los indios amigos de Junín, huyendo hacia el desierto. Como justificativo afirmaron que estaban cansados de pelear contra blancos en una guerra en la que no recibían beneficio alguno y si perjuicios. Sin embargo, la sublevación había sido fomentada por adictos al general Flores.
(Fuente: "Apuntes para la historia de Junín", René Pérez, 1950)
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