El desarrollo de esta siempre recordada empresa juninense. Las causas que llevaron al cierre y liquidación en 1982.
El domingo 14 de octubre de 1962 fue inaugurada la nueva planta de refrigeración en la ya desaparecida fábrica láctea "La Elvira", propiedad de Eusebio y Leoncio Mendizábal.
Esta industria láctea juninense llegó a ser orgullo nacional, principal proveedora de Alfajores Habanna y segunda productora de manteca en la provincia de Buenos Aires, detrás de Magnasco, de la ciudad de Tandil.
El proceso de desarrollo y crecimiento de una industria que se vio literalmente aplastada durante la presidencia de Jorge Rafael Videla, con José Martínez de Hoz a cargo del Ministerio de Economía de la Nación marcando la terrible consecuencia de fuentes de trabajo que se perdieron a nivel local y el comienzo de la desaparición de la industria láctea media en el país.
La Estancia La Elvira está ubicada geográficamente en el Cuartel IV del Partido de Junín, aproximadamente a cinco kilómetros de la plaza "25 de Mayo". Durante una entrevista con el diario La Verdad, Juan Carlos Mendizabal recordó que "mi padre falleció años antes de haberse comprado esa fábrica y el establecimiento ganadero que se ubicaba junto a ella".
Originariamente fue un establecimiento dedicado a la producción de manteca, fundado en 1913 por Ciriaco Morea y Antonio Mendizábal, que era primo de mi abuelo.
Con el transcurrir de los años Antonio Mendizábal se retira de la firma, y en la década del ‘50 la firma Mendizábal Hermanos, que Juan Carlos Mendizabal integraba siendo menor de edad por sucesión de su padre, compró la fábrica La Elvira. Todas sus instalaciones, incluso su complejo industrial.
Los Morea vendieron su parte y, de lo que era originariamente la mantequería, los Mendizábal comenzaron a producir otro tipo de cosas, por ejemplo leche en sachet (Mendi) que se distribuía en Junín y en Buenos Aires.
Para eso se importaron máquinas sacheteadoras, aproximadamente en el año 60. Luego seguimos con la producción de dulce de leche, en la década del ‘70. "Entonces la empresa se constituyó en el principal proveedor de Alfajores Habanna. Recuerdo que un año se enviaron en camiones más de 170 toneladas de dulce de leche a Mar del Plata. En esa época había mucho turismo en esa ciudad", rememoró Juan Carlos Mendizábal.
Otra etapa
“Eusebio Mendizábal fue un importante director de la firma, muy importante. El estuvo enfermo unos años y posteriormente falleció. Ahí siguió al frente de la empresa una generación más joven, más o menos por unos diez años", recordó Mendizábal agregando que "en ese tiempo nosotros incorporamos yogurt, teniendo incluso una muy buena distribución. de ese producto. Pero llegó un período terrible para la industria láctea. En los años 1981 y 1982 cerraron en la Argentina 200 fábricas de lácteos. En ese entonces el presidente era Videla y el ministro de Economía Martínez de Hoz. Se comenzó con una indiscriminada importación de productos lácteos de países subsidiados, europeos. Ingresaron manteca y leche en polvo, eso destruyó a la industria nacional mediana. Solo quedaron La Serenísima y Sancor, más alguna fábrica de quesos perdida por ahí".
La Elvira no pudo soportar ese momento, entonces en 1982 los Mendizábal se reunieron y tomaron la decisión de cerrar la fábrica sin necesidad de hacer concurso preventivo. "Cerramos, nos hicimos cargo de las deudas, se vendieron los camiones, la maquinaria y con eso se indemnizó al personal que quedaba; y se pagó a los acreedores y proveedores. La fábrica se extinguió y luego fue demolida. El cierre de la fábrica La Elvira fue coincidente con la Guerra de Malvinas", señaló Juan Carlos Mendizábal en este reportaje publicado por el diario La Verdad el lunes 18 de mayo de 2015.
En su momento La Elvira fue la segunda fábrica de manteca de la provincia de Buenos Aires. La primera era Magnasco de Tandil y la segunda éramos nosotros.
Con los subsidios y la gran producción de la Comunidad Europea a la Argentina se le hizo muy difícil competir en las exportaciones. Casi no podía competir, se importaba a mitad de precio y entonces se dejó de producir. Así quebraron o cerraron Santa Elena, Magnasco, La Vascongada, La Martona, y luego la Liga Agrícola de Junín. "A partir de entonces la industria mediana láctea argentina, prácticamente, se extinguió”, rememoró.
La Elvira hoy
“El predio lo mantiene una prima mía. La fábrica se demolió, pero quedan los escritorios, algunos depósitos, galpones y una casa que aún se conserva. María Inés Mendizábal de Ardoy está ocupada de esas dos o tres hectáreas que eran de la fábrica", contó.
El establecimiento ganadero sigue trabajando. Los campos de la familia Mendizábal se subdividieron y cada uno se quedó con una fracción en Junín, en Agustina o en Alem. Así terminó la historia. "La influencia de la importación de la dictadura militar fue terminante para la industria láctea Argentina. Esa es mi opinión, que no se había escuchado”, señaló.
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El domingo 14 de octubre de 1962 fue inaugurada la nueva planta de refrigeración en la ya desaparecida fábrica láctea "La Elvira", propiedad de Eusebio y Leoncio Mendizábal.
Esta industria láctea juninense llegó a ser orgullo nacional, principal proveedora de Alfajores Habanna y segunda productora de manteca en la provincia de Buenos Aires, detrás de Magnasco, de la ciudad de Tandil.
El proceso de desarrollo y crecimiento de una industria que se vio literalmente aplastada durante la presidencia de Jorge Rafael Videla, con José Martínez de Hoz a cargo del Ministerio de Economía de la Nación marcando la terrible consecuencia de fuentes de trabajo que se perdieron a nivel local y el comienzo de la desaparición de la industria láctea media en el país.
La Estancia La Elvira está ubicada geográficamente en el Cuartel IV del Partido de Junín, aproximadamente a cinco kilómetros de la plaza "25 de Mayo". Durante una entrevista con el diario La Verdad, Juan Carlos Mendizabal recordó que "mi padre falleció años antes de haberse comprado esa fábrica y el establecimiento ganadero que se ubicaba junto a ella".
Originariamente fue un establecimiento dedicado a la producción de manteca, fundado en 1913 por Ciriaco Morea y Antonio Mendizábal, que era primo de mi abuelo.
Con el transcurrir de los años Antonio Mendizábal se retira de la firma, y en la década del ‘50 la firma Mendizábal Hermanos, que Juan Carlos Mendizabal integraba siendo menor de edad por sucesión de su padre, compró la fábrica La Elvira. Todas sus instalaciones, incluso su complejo industrial.
Los Morea vendieron su parte y, de lo que era originariamente la mantequería, los Mendizábal comenzaron a producir otro tipo de cosas, por ejemplo leche en sachet (Mendi) que se distribuía en Junín y en Buenos Aires.
Para eso se importaron máquinas sacheteadoras, aproximadamente en el año 60. Luego seguimos con la producción de dulce de leche, en la década del ‘70. "Entonces la empresa se constituyó en el principal proveedor de Alfajores Habanna. Recuerdo que un año se enviaron en camiones más de 170 toneladas de dulce de leche a Mar del Plata. En esa época había mucho turismo en esa ciudad", rememoró Juan Carlos Mendizábal.
Otra etapa
“Eusebio Mendizábal fue un importante director de la firma, muy importante. El estuvo enfermo unos años y posteriormente falleció. Ahí siguió al frente de la empresa una generación más joven, más o menos por unos diez años", recordó Mendizábal agregando que "en ese tiempo nosotros incorporamos yogurt, teniendo incluso una muy buena distribución. de ese producto. Pero llegó un período terrible para la industria láctea. En los años 1981 y 1982 cerraron en la Argentina 200 fábricas de lácteos. En ese entonces el presidente era Videla y el ministro de Economía Martínez de Hoz. Se comenzó con una indiscriminada importación de productos lácteos de países subsidiados, europeos. Ingresaron manteca y leche en polvo, eso destruyó a la industria nacional mediana. Solo quedaron La Serenísima y Sancor, más alguna fábrica de quesos perdida por ahí".
La Elvira no pudo soportar ese momento, entonces en 1982 los Mendizábal se reunieron y tomaron la decisión de cerrar la fábrica sin necesidad de hacer concurso preventivo. "Cerramos, nos hicimos cargo de las deudas, se vendieron los camiones, la maquinaria y con eso se indemnizó al personal que quedaba; y se pagó a los acreedores y proveedores. La fábrica se extinguió y luego fue demolida. El cierre de la fábrica La Elvira fue coincidente con la Guerra de Malvinas", señaló Juan Carlos Mendizábal en este reportaje publicado por el diario La Verdad el lunes 18 de mayo de 2015.
En su momento La Elvira fue la segunda fábrica de manteca de la provincia de Buenos Aires. La primera era Magnasco de Tandil y la segunda éramos nosotros.
Con los subsidios y la gran producción de la Comunidad Europea a la Argentina se le hizo muy difícil competir en las exportaciones. Casi no podía competir, se importaba a mitad de precio y entonces se dejó de producir. Así quebraron o cerraron Santa Elena, Magnasco, La Vascongada, La Martona, y luego la Liga Agrícola de Junín. "A partir de entonces la industria mediana láctea argentina, prácticamente, se extinguió”, rememoró.
La Elvira hoy
“El predio lo mantiene una prima mía. La fábrica se demolió, pero quedan los escritorios, algunos depósitos, galpones y una casa que aún se conserva. María Inés Mendizábal de Ardoy está ocupada de esas dos o tres hectáreas que eran de la fábrica", contó.
El establecimiento ganadero sigue trabajando. Los campos de la familia Mendizábal se subdividieron y cada uno se quedó con una fracción en Junín, en Agustina o en Alem. Así terminó la historia. "La influencia de la importación de la dictadura militar fue terminante para la industria láctea Argentina. Esa es mi opinión, que no se había escuchado”, señaló.
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