Nora Miñones, con las manos en la masa

 


Su historia es la historia de La Genovesa, una recordada marca del rubro panificados y confituras de Junín que tuvo intensa trayectoria comercial, radicada en el Barrio Belgrano y luego con sucursal en la entrada del Pueblo Nuevo entre 1963 hasta la década de 2020

(Nota publicada por diario Democracia en octubre de 2013)

Nora Tonarelli de Miñones tiene un tono de voz suave, casi disfónico que se pierde en el bullicio de su confitería, La Genovesa. Con ese mismo tono, mansamente cuenta la historia de la confitería que fue pionera en su rubro en la ciudad.

Corría el año 1962 cuando la familia Miñones se entera que el señor Champagna, que tenía una fábrica de pastas iba a cerrar su comercio y ponía en venta una máquina que amasaba, sobaba y cortaba tallarines. El esposo de Nora se entusiasmó con la idea de comprarla y poner un negocio. "A mí me gustaba mucho la repostería y nos largamos" comenta Nora.

A fines de 1962 pudieron construir un pequeño local en  una parte de la casa del padre de Nora. Se dedicaron de lleno a este proyecto y el 21 de febrero de 1963 abrió sus puertas la fabrica de pastas La Genovesa.

Cuando empezaron con el local trabajaba solamente el matrimonio y les ayudaban algunos familiares. "Era todo hecho a mano, muy artesanal", explica. Según dice enseguida les fue muy bien con esta propuesta y Nora empezó a hacer budines y alfajores como para llenarla y tener algo más que ofrecer". 

Más adelante sumaron la elaboración de masas y siguieron creciendo. "Compramos la casa de al lado , hicimos el salón más grande  e igual se llenaba y la gente esperaba 30 o 40 números para ser atendida".

La consolidación en Junín

Con el paso de los años La Genovesa se consolidó como uno de los principales comercios del rubro gastronómico en la ciudad. "Como a nosotros nos fue bien -señaló Nora- empezaron a abrirse negocios similares, y las panaderías comenzaron a anexar pastas, postres y masas". Es decir, que ellos fueron pioneros en esta actividad.

Y el comercio fue creciendo hasta su mejor momento que fue -según dice Nora- a fines de la década de 1980 y principios de 1990. Luego ya a mediados de la última década del siglo 20 empezó a decaer por varios factores, cuestiones económicas del país, la apertura de varios comercios del mismo rubro e inclusive la especialización de las actividades.

En 1998 abrieron el bar y confitería de Rivadavia y Alem (que perduro hasta la década de 2020).

La cafetería

En el otro comercio había aflojado bastante el trabajo, recordó Nora y fue ese el principal motivo que los impulsó a abrir un café.

Antiguamente, en la esquina de Rivadavia y Alem, había un bar que se llamaba "El Chúcaro" y luego de su cierre, el inmueble estuvo cerrado varios años. Los Miñones tuvieron la posibilidad de adquirirlo,

Pensaron en poner una cafetería y finalmente se convirtió en un bar y confitería, de los más reconocidos en la ciudad.

Balance

No son muchas las empresas que llegan a medio siglo (Nota de redacción: la época en que diario Democracia publicó esta nota) y para Nora, las razones por la que en La Genovesa lo lograron, pasan por la tenacidad y el esfuerzo. "A nivel comercial nos hemos ganado un nombre en la ciudad y eso es un orgullo. Nosotros fuimos los primeros en poner un negocio de este tipo en Junín, lo ampliamos, pusimos fábrica, repostería, masas y no había otros y abrimos caminos. Dicen que el sol sale para rtodos y está bien que sea así, que salga para todos".



(Nota de la Redacción: La Genovesa -fundada por Pedro Miñones- fue un reconocido comercio de confituras, masas, pastas, postres y panificados de Junín que tuvo activa vida comercial entre las décadas de 1960 hasta aproximadamente 2020. Se desarrollo fundamentalmente en su casa central de calle Rivadavia entre Juan B. Justo y Jean Jaures en el barrio Belgrano y en la década de 1990, inauguró una sucursal en Rivadavia y Alem donde funcionó también una confitería de atención al público. Actualmente fue adquirida desde 2020 por otra empresa del rubor Panadería juninense.

La Genovesa, cuyo nombre es un homenaje al origen de la madre del fundador, Pedro Miñones, abrió sus puertas el 21 de febrero de 1963. Nació como una fábrica de pastas y, ante el gran éxito comercial, se amplió y se consolidó como uno de los principales comercios del rubro gastronómico en la ciudad.

El lunes 7 de diciembre de 1998 abrió el local de Rivadavia y Alem y se convirtió Genovesa Salón de Té durante 18 años y durante ese tiempo, el tradicional local de Rivadavia 783 fundado por Pedro Miñones junto a su esposa Nora Tonarelli se mantuvo como lugar de producción y de venta al público)

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