El violonchelista de la Opera de París que tuvo que vender su Stradivarius para comprar semilla para su chacra de Junín

 

Llegó a dedicarse a la a búsqueda de diamantes en Sudáfrica, donde reunió una apreciable fortuna que se le fue de las manos una noche al ser traicionado y asaltado por su socio. En nuestra ciudad estuvo radicado a fines del siglo XIX. Posteriormente otro músico lo llevó a San Nicolás donde vivió hasta su muerte, en 1929.



Enrique Bomón nació el 8 de febrero de 1849 nace en Bruselas (Bégica). Según el historiador José E de la Torre: “Músico. Enrique Bomón nació en Bruselas el 8 de febrero de 1849. A los siete años huyó del hogar paterno porque su madre, en extremo severa, lo castigaba ante el menor desliz. Desde entonces se reveló un niño prodigio y empezó su trajinar por el mundo con la sola compañía de la música que amaba tanto. Se lo llegó a llamar el Paganini del violoncelo.

En 1874 llegó a Buenos Aires formando parte del primer cuarteto clásico que se conoció en la Argentina, el cual llegó a dar más de cien conciertos. En la Iglesia de Balbanera, de esa capital, contrajo  matrimonio el 21 de agosto de 1875 con Isabel Souza, perteneciente a una distinguida familia de Montevideo.

Uno de los primeros conciertos en San Nicolás fue el 9 de diciembre de 1888, en el local del teatro Principal, con el concurso de la señora Mitilotti y su esposo, de Galvani, Escalante y del violinista Dengremont.

Bomón consiguió renombre como violoncelista de espalda de la ópera de París. En Londres hizo muchos discípulos, que le regalaron una batuta de ébano y plata con la inscripción. A Henrich Bomón -1886- Stella Maris”. Fue huésped de honor de la corte de Inglaterra donde se desempeñó como maestro de la Sinagoga, de doscientas damas, haciéndose la excepción fundada hacia quien ya había merecido los halagos de la nombradía y de la gloria, porque allí no entraba ningún hombre. También actuó en Alemania y en Brasil, donde el emperador Pedro II lo recibió como huésped en su palacio y le obsequió con un magnifico reloj cronometro Remontoir de oro.

Siguiendo por el mundo sin rumbo fijo, pasó por Chile, donde se le dio el nombre de “Coloso de la memoria”, pues habiendo naufragado el barco y perdido su equipaje, tuvo que efectuar un concierto de memoria, aparte de que recordaba y ejecutaba más de ciento cincuenta obras clásicas.

Poseía un violoncelo “Stradivarius”, de los de mayor formato, y el maestro Servais en prueba de admiración hacia su discípulo extraordinario, le había dedicado una de sus composiciones más brillantes y hermosas, “Souvenir de Spa”, que Bomón ejecutaba con singular perfección.

Peregrinando por el mundo adquirió rica experiencia, la cual le sirvió no sólo en su condición de artista, sino también cuando su genio inquieto lo llevó a dedicarse a otras actividades, como las tareas agropecuarias, la docencia e incluso la búsqueda de diamantes en Sudáfrica, donde reunió una apreciable fortuna que se le fue de las manos una noche al ser traicionado y asaltado por su socio.

Estando en Sidney, como violoncelo de una compañía de ópera, el desastre financiero de la misma lo puso en una situación desesperada, que solucionó en parte formando un trío, violoncelo, violín y arpa, para dar conciertos en las plazas y en las calles. Así pudo reunir la suma para los pasajes y se trasladó a Europa con su familia. Estando en Melbourne nació su hija Elvira.

QUINTERO Y FERROVIARIO EN JUNIN

De regreso a Buenos Aires la fortuna dejó de sonreírle y tuvo que vender su Stradivarius para comprar semilla para su chacra de Junín, donde se había radicado en 1898. Tocó el bombo en la banda municipal y se desempeñó como guardabarreras de ferrocarril.

Posteriormente el músico nicoleño Vicente Pozzolo -quien lo reconoció al haberlo escuchado en una oportunidad en Buenos Aires-  llevó a Bomón de nuestra ciudad a San Nicolás donde fue director de la Banda Municipal.

SU REGRESO A LA MUSICA EN SAN NICOLAS

Fue nombrado profesor de música por un decreto del ministro de Instrucción Pública, Joaquín V. González, quien lo conoció en la ceremonia de inauguración de la Escuela Normal de Pergamino, y después de elogiarlo, le ofreció espontáneamente un cargo docente. El nombramiento extendido en Buenos Aires a los pocos días, expresa que se hace “por admiración”.

Es así que se dedicó a la enseñanza en la Escuela Normal de San Nicolás durante dieciocho años, hasta 1925, en que presentó su renuncia para acogerse a la jubilación.

Murió en San Nicolás a los ochenta años el 17 de agosto de 1929.

El violoncelo y arco de Bomón fueron donados al Museo Fernández Blanco en 1935, acompañando por una nota firmada por el Dr. Manuel García Reynoso, en nombre de la señora Maria Isabel Souza de Bomón y sus hijos Elvira C., Enrique y Gabriel.

(FUENTE: RICARDO PRIMO Y SUS HISTORIAS)

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