El último herido en el conflicto del G..A 101, el soldado Walter Ferrer. El colaboracionismo de los kelpers para obstruir las comunicaciones de las tropas argentinas. El heroísmo de dos soldados para reparar las líneas de telecomunicaciones.
(Fuente: "Así Combatimos". La historia de los cañones de Junín en la Guerra de Malvinas, G.A. 10 - 2012, Edit. las Tres Lagunas)
La misma noche del ataque, la posición de los 155 mm. tendría su último herido: el soldado Walter Ferrer, quien se desempeñaba como sirviente de pieza junto al cabo Figueroa. La herida sería provocada por una esquirla en su brazo izquierdo como consecuencia del fuego de artillería enemiga.
No sólo el cañón y su personal fueron alcanzados en este ataque, los cables telefónicos que aseguraban la transmisión de los datos de tiro para las piezas estaban totalmente cortados. En este sentido y durante todo el combate, hubo permanentemente personal del GA 3 que silenciosamente salía de sus refugios y se exponía para restablecer las comunicaciones cada vez que estas eran cortadas por las explosiones.
Al respecto, el libro "La artillería argentina en Malvinas" toma el siguiente relato: "11 de junio de 1982. Había finalizado uno de los tantos bombardeos diarios a Puerto Argentino. Esta vez el blanco fue la posición del GA 3. El enemigo utilizó bombas tipo Beluga. Afortunadamente, dos de las bombas destinadas a nuestra posición cayeron 800 metros desplazadas hacia el Oeste. No obstante, sembraron con granadas de fragmentación la zona comprendida entre la posición principal del GA 3 y el emplazamiento de los cañones de 155 mm (a cuatro kilómetros)".
Obviamente el bombardeo afectó todas las comunicaciones alámbricas (por cable) impidiendo que el centro de dirección de fuego pudiera hacer llegar las voces de mando con los datos de tiro a las piezas pesadas. Como medio de alternativa se disponía de equipos radioeléctricos, pero el enemigo los interfería electrónicamente (empleando algunos kelpers de la zona).
Nuestras tropas requerían fuego a casi una distancia de 20 kilómetros y el único medio idóneo estaba impedido de hacerlo por carecer transitoriamente de comunicaciones. En el puesto de comando del Jefe del GA 3 el nerviosismo es evidente. Se reciben pedidos de fuego que no pueden ser satisfechos. De pronto el sargento primero Rubio y el soldado Mango exclaman: "El cabo Luna y el dragoneante González se diriguen hacia Sapper Hill, están reparando las líneas telefónicas en plena zona infectadas por "belugitas". Se van a hacer mierda!!!.
Es imposible hacerlos regresar. Rápidamente continúan internándose en la zona afectada. Pasan dos horas, uno de los teléfonos suena en el puesto comando y del otro extremo de la línea se oye la voz del cabo Luna que dice: "Me escuchan bien? Estoy en la posición de los cañones". "Boludo. Felicitaciones. Vuelvan por el camino. Los esperamos con algo caliente", fue la respuesta.
De inmediato, el teniente primero Daffunchio y sus muchachos continuaron haciendo escupir a los 155 mm. Todo gracias a la desobediencia del cabo Luna y del dragoneante González".
(Fuente: "Así Combatimos". La historia de los cañones de Junín en la Guerra de Malvinas, G.A. 10 - 2012, Edit. las Tres Lagunas)
No sólo el cañón y su personal fueron alcanzados en este ataque, los cables telefónicos que aseguraban la transmisión de los datos de tiro para las piezas estaban totalmente cortados. En este sentido y durante todo el combate, hubo permanentemente personal del GA 3 que silenciosamente salía de sus refugios y se exponía para restablecer las comunicaciones cada vez que estas eran cortadas por las explosiones.
Al respecto, el libro "La artillería argentina en Malvinas" toma el siguiente relato: "11 de junio de 1982. Había finalizado uno de los tantos bombardeos diarios a Puerto Argentino. Esta vez el blanco fue la posición del GA 3. El enemigo utilizó bombas tipo Beluga. Afortunadamente, dos de las bombas destinadas a nuestra posición cayeron 800 metros desplazadas hacia el Oeste. No obstante, sembraron con granadas de fragmentación la zona comprendida entre la posición principal del GA 3 y el emplazamiento de los cañones de 155 mm (a cuatro kilómetros)".
Obviamente el bombardeo afectó todas las comunicaciones alámbricas (por cable) impidiendo que el centro de dirección de fuego pudiera hacer llegar las voces de mando con los datos de tiro a las piezas pesadas. Como medio de alternativa se disponía de equipos radioeléctricos, pero el enemigo los interfería electrónicamente (empleando algunos kelpers de la zona).
Nuestras tropas requerían fuego a casi una distancia de 20 kilómetros y el único medio idóneo estaba impedido de hacerlo por carecer transitoriamente de comunicaciones. En el puesto de comando del Jefe del GA 3 el nerviosismo es evidente. Se reciben pedidos de fuego que no pueden ser satisfechos. De pronto el sargento primero Rubio y el soldado Mango exclaman: "El cabo Luna y el dragoneante González se diriguen hacia Sapper Hill, están reparando las líneas telefónicas en plena zona infectadas por "belugitas". Se van a hacer mierda!!!.
Es imposible hacerlos regresar. Rápidamente continúan internándose en la zona afectada. Pasan dos horas, uno de los teléfonos suena en el puesto comando y del otro extremo de la línea se oye la voz del cabo Luna que dice: "Me escuchan bien? Estoy en la posición de los cañones". "Boludo. Felicitaciones. Vuelvan por el camino. Los esperamos con algo caliente", fue la respuesta.
De inmediato, el teniente primero Daffunchio y sus muchachos continuaron haciendo escupir a los 155 mm. Todo gracias a la desobediencia del cabo Luna y del dragoneante González".
Grupo de artilleria donde hice la colimba en el año 75/76 , SC 54 Ismael Espindola Bat Comandos y Servicios
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