El 1 de mayo de 1856 Ruiz se dirige al gobierno de la Provincia comunicando que, a excepción de dos suertes de estancias que fueron donadas por Rosas, todos los demás terrenos se encontraban poblados con el solo permiso del comandante y que aún no había sido poblada nunca una tercera parte del partido. Agregaba que, ante el valor elevado y la gran escasez de terreno en el centro de la provincia, eran muchas las personas que solicitaban poblar en Junín, circunstancia por la cual solicitaba autorización para entregar tierras.
Durante el año 1857, y a raíz de las continúas invasiones indígenas, la mayoría de los hacendados se retiraron de Junín con todos sus animales, hacia el interior de la Provincia. Entre los que se fueron de Junín se encontraban los mismos integrantes de la Municipalidad. Tal era el grado de inseguridad en que se vivía.
El 4 de julio el gobierno ordena al agrimensor Orma que no continúe la mensura del antiguo ejido de Junín y que se limite a trazar el pueblo y su ejido de una legua "a todos los vientos". Para la obra, el gobierno provincial cooperó con la suma de cinco mil pesos.
En diciembre, Ruiz elevó la terna para el cargo de juez de paz por el siguiente año: Santos Gómez, Pedro Aparicio y Juan M. Muñoz.
El 13 de junio de 1858 se produjo una importante invasión de indios en el paraje conocido por "Chilqui-lofo". El comandante accidental de la frontera norte, Eustaquio Frías, emprendió la marcha al día siguiente al frente de una división de 600 hombres compuesto por el batallón de línea, el regimiento 3 deDragones de Buenos Aires, las milicias de Loma Negra, 60 soldados de la Guardia Nacional de Salto, el escuadró de Rojas, las fuerzas de Junín y tres piezas de artillería.
Los indios marchaban con seis leguas de ventaja sobre sus perseguidores, pero fueron alcanzados y vencidos, lográndose rescatar siete cautivas, 3.900 yeguas, aparte de otras dos mil que fueron abandonadas en el camino, 200 caballos de particulares y 100 "patrios" de las caballadas de Junín que se encontraban de invernada en el puesto de Zelaya en Salto.
Los verdaderos héroes de la jornada fueron el alférez Pedro Salgado, el comandante José María Jardón y el sargento del escuadrón de Junín, Fermín Sánchez,El comportamiento de estos motivó una comunición del Gobierno con fecha 21 de agosto que, en su parte más destacada, decía así: "Que el gobierno queda por tanto reconocido el mérito que han conraído y les da las gracias a nombres de la Patria con especialidad al Alférez Salgado y al Sargento del escuadrón Junín, Fermín Sánchez, por su distinguido comportamiento y de cuyo mérito va a ocuparse el Gobierno por separado Que por consecuencia lo hago así saber a la división a su mando", Firma Zapiola.
El 17 de junio se reunieron en Rojas, bajo la presidencia del comandante en jefe de la frontera norte, general Emilio Mitre, el coronel Eustaquio Frías y el teniente coronel Manuel Sanabria, constituyéndose en jurado para decidir a qué jefes y oficial había de otorgarse las graduaciones acordadas por el gobierno a los que tomaron parte en la expedición al desierto. Entre los ascendidos figuraron el comandante de Junín sargento mayor José Eufrasio Ruiz a teniente coronel; el capitán de la compañía de Junín, Ezequiel López, a sargento mayor; los alféreces del escuadrón de línea de Junín, Francisco Calderón y Martín Rocha, a teniente segundo.
En 1859, por ley provincial Nro. 225 del 22 de septiembre, se suprimió el procedimiento de designar jueces de paz de campaña a propuesta en terna de cada partido, disponiéndose que en adelante serían designados directamente por el Poder Ejecutivo.
Pese a todos los esfuerzos de autoridades y vecindario, Junín "punto centinela del departamento norte" según exacta definición del juez de paz José María Jardón, aún en 1859, continuaba sin mayores progresos.
(Fuente: "Apuntes para la historia de Junín", René Pérez, 1950)
Durante el año 1857, y a raíz de las continúas invasiones indígenas, la mayoría de los hacendados se retiraron de Junín con todos sus animales, hacia el interior de la Provincia. Entre los que se fueron de Junín se encontraban los mismos integrantes de la Municipalidad. Tal era el grado de inseguridad en que se vivía.
El 4 de julio el gobierno ordena al agrimensor Orma que no continúe la mensura del antiguo ejido de Junín y que se limite a trazar el pueblo y su ejido de una legua "a todos los vientos". Para la obra, el gobierno provincial cooperó con la suma de cinco mil pesos.
En diciembre, Ruiz elevó la terna para el cargo de juez de paz por el siguiente año: Santos Gómez, Pedro Aparicio y Juan M. Muñoz.
El 13 de junio de 1858 se produjo una importante invasión de indios en el paraje conocido por "Chilqui-lofo". El comandante accidental de la frontera norte, Eustaquio Frías, emprendió la marcha al día siguiente al frente de una división de 600 hombres compuesto por el batallón de línea, el regimiento 3 deDragones de Buenos Aires, las milicias de Loma Negra, 60 soldados de la Guardia Nacional de Salto, el escuadró de Rojas, las fuerzas de Junín y tres piezas de artillería.
Los indios marchaban con seis leguas de ventaja sobre sus perseguidores, pero fueron alcanzados y vencidos, lográndose rescatar siete cautivas, 3.900 yeguas, aparte de otras dos mil que fueron abandonadas en el camino, 200 caballos de particulares y 100 "patrios" de las caballadas de Junín que se encontraban de invernada en el puesto de Zelaya en Salto.
Los verdaderos héroes de la jornada fueron el alférez Pedro Salgado, el comandante José María Jardón y el sargento del escuadrón de Junín, Fermín Sánchez,El comportamiento de estos motivó una comunición del Gobierno con fecha 21 de agosto que, en su parte más destacada, decía así: "Que el gobierno queda por tanto reconocido el mérito que han conraído y les da las gracias a nombres de la Patria con especialidad al Alférez Salgado y al Sargento del escuadrón Junín, Fermín Sánchez, por su distinguido comportamiento y de cuyo mérito va a ocuparse el Gobierno por separado Que por consecuencia lo hago así saber a la división a su mando", Firma Zapiola.
El 17 de junio se reunieron en Rojas, bajo la presidencia del comandante en jefe de la frontera norte, general Emilio Mitre, el coronel Eustaquio Frías y el teniente coronel Manuel Sanabria, constituyéndose en jurado para decidir a qué jefes y oficial había de otorgarse las graduaciones acordadas por el gobierno a los que tomaron parte en la expedición al desierto. Entre los ascendidos figuraron el comandante de Junín sargento mayor José Eufrasio Ruiz a teniente coronel; el capitán de la compañía de Junín, Ezequiel López, a sargento mayor; los alféreces del escuadrón de línea de Junín, Francisco Calderón y Martín Rocha, a teniente segundo.
En 1859, por ley provincial Nro. 225 del 22 de septiembre, se suprimió el procedimiento de designar jueces de paz de campaña a propuesta en terna de cada partido, disponiéndose que en adelante serían designados directamente por el Poder Ejecutivo.
Pese a todos los esfuerzos de autoridades y vecindario, Junín "punto centinela del departamento norte" según exacta definición del juez de paz José María Jardón, aún en 1859, continuaba sin mayores progresos.
(Fuente: "Apuntes para la historia de Junín", René Pérez, 1950)
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