Miguel Sainz: 55 años en el Poder Judicial empezó de ordenanza y llegó a juez camarista penal del departamento Judicial Junín
El 23 de agosto de 2017 falleció el doctor Miguel Modesto Sainz falleció a los 79 años quien tuvo una intensa actividad en la Justicia, fue un apasionado del golf e incursionó en el periodismo radial y escrito. Asistía con frecuencia al Centro Español y era una figura con la que sus numerosos amigos compartían charlas que abarcaban desde la política hasta la música.
Tal como él mismo lo recordó en una entrevista periodística, nació en la localidad de Santos Lugares, casi de casualidad, ya que por una enfermedad que tenía su madre -que por entonces era incurable-, para atender su nacimiento la internaron en una clínica de aquella ciudad. Pero al poco tiempo se vino a Junín y es por eso que se siente tan juninense como si hubiera nacido aquí.
Lamentablemente, su madre falleció en el parto y Miguel fue criado por sus tíos Cristian Vroonland y “Polda” Rampellini.
“Yo a ellos les decía papá y mamá -contó -. Mi verdadero padre era un muchacho joven que, de repente, se encontró con un hijo y sin mujer; debió irse a Buenos Aires a trabajar y allí reconstruyó su vida, y yo me quedé en Junín porque mi hogar estaba acá. Hasta que falleció, siempre mantuve una relación normal con él. Nunca nadie me ocultó nada de mi vida”.
Hizo la primaria en la Escuela Nº 3 y la secundaria en el Nacional. Al terminar sus estudios, resolvió seguir la carrera de escribano.
ESCRIBANO, ABOGADO Y JUEZ
“Elegí estudiar para escribano porque mi padre era jubilado del Ferrocarril –explicó Sainz en una oportunidad-, entonces, económicamente yo no podía instalarme en Buenos Aires para cursar, y la única carrera que podía hacer libre era la de escribano. Y así fue que me inscribí en la Facultad de Derecho de la UBA e hice la carrera libre, viviendo en Junín y viajando para rendir los exámenes. Cuando uno es joven y pobre y ve la alternativa de tener un título, que en aquel momento se alcanzaba con 16 materias, uno estudia”.
Se recibió primero de escribano y después de abogado, ya que en aquellos años se podía hacer la carrera de escribano sin ser abogado.
Pero un tiempo antes, cuando aún era estudiante, entró a Tribunales como ordenanza. Una vez recibido de escribano, y habiendo hecho una incipiente carrera en la Justicia, alcanzó el cargo de secretario en el Juzgado de Menores.
“Yo ingresé a Tribunales el 22 de julio de 1959, cuando se crearon -recordó en una entrevista periodística el doctor Sainz-. El Tribunal de Menores estaba en calle Lavalle; los juzgados Civil y Penal estaban en calle Lebensohn; la Cámara de Apelaciones funcionaba arriba del edificio de la Municipalidad, sobre Rivadavia y el Ministerio Público estaba en Sáenz Peña: estaba todo diseminado. Este edificio se inauguró recién en 1970”.
En ese tiempo, como escribano solamente se podía alcanzar el cargo de secretario, pero luego se recibió de abogado, lo que le permitió continuar su trayectoria en el Poder Judicial.
A la hora de definir qué le gustaba de la carrera judicial que había iniciado, Sainz encontró argumentos concretos: “Uno nunca elige demasiado, las circunstancias de la vida lo llevan. Cuando yo era secretario ganaba un buen sueldo, y no sabía si iba a ganar lo mismo trabajando como escribano de manera particular, porque tenía que acceder a un registro y después hacerme de la clientela. Después me casé y eso me generaba obligaciones, entonces es difícil renunciar a un buen trabajo en el que se gana bien, además de que a mí me gustaba lo que hacía”.
Siguió como secretario hasta el año 1983, cuando lo promovieron a juez del Tribunal de Trabajo.
Allí permaneció 10 años y en 1993 lo nombraron en la Cámara de Apelaciones en lo Penal, que después se transformó en la Cámara de Apelaciones y Garantías, donde se desempeñó hasta diciembre pasado.
Sus restos fueron inhumados en el Cementerio Parque Rosedal.
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