1983: Con la fábrica "La Elvira" se va un pedazo de historia productiva juninense cerrando una etapa de nueve décadas

Fue creada por Antonio Mendizábal al llegar a Junín en 1893. La manteca era exportada a Gran Bretaña, Francia y Alemania, especialmente, además de vender en nuestra ciudad y diversos puntos del país. La historia del establecimiento y la reseña publicada sobre "La Elvira" en la Guía de Junín de 1914, año en que salió la primera exportación internacional del establecimiento con destino a Chile. El establecimiento en el Centenario de Junín, año en que ya se exportaba a Inglaterra, Francia y Alemania.


Por generaciones y décadas los juninenses recordamos y aún en esta tercera década del siglo 21 lo seguimos haciendo el nombre de una fábrica e industria láctea que marcó un hito en la producción local: "La Elvira".

El sábado 19 de noviembre se realizó la subasta de elementos que formaron parte de "La Elvira" cerrando una etapa de 90 años

El domingo 20 de noviembre de 1983 dice el diario "La Verdad" en una nota al respecto:

"Un establecimiento industrial que fue orgullo de Junín y que llevó su nombre no solo a otros puntos del país sino al exterior hasta donde llegaban sus nobles productos ha entrado en los días finales de su disolución. Nos estamos refiriendo a la fábrica de manteca y otros productos lácteos "la Elvira". En sus comienzos, en actitud fundadora  aparecen los nombres de don Antonio Mendizábal y de don Ciriaco Morea. El primero de ellos había llegado al país desde su nativa Guipuzcoa en 1886 y se afincó en Junín en 1893 en que dio los primeros pasos de la empresa.

En 1902 se incorpora a la firma don Ciriaco Morea levantándose entonces la fábrica.

En 1923 gira bajo la firma de Morea y Mendizábal y por aquel entonces sumaban ocho mil hectáreas  entre "La Elvira" de Junín, "La Argentina" en el partido de Bragado y "La Delia" en Rojas. Una memoria da cuenta de que contaban con once mil vacunos, 500 caballos y 2.500 cerdos.

La producción diaria de leche en el año 1928 alcanzaba a 18 mil litros en verano y producía 4.500 kilos de manteca y 500 de caseína. Ya por entonces había sido incorporada la pasterización y el corte y envasado automático, de modo que la producción se hallaba en las más altas tecnologías. La manteca era exportada a Gran Bretaña, Francia y Alemania, especialmente, además de vender en nuestra ciudad y diversos puntos del país.

Por los años 1930 se incorpora al establecimiento, como ejecutivo, don Eusebio Mendizábal que le dio particular empuje y luego lo compró, así como unas mil hectáreas. Estuvo al frente del establecimiento hasta su fallecimiento.

Ayer asistimos a la subasta de elementos que compusieron la fábrica "La Elvira" desde hace tiempo paralizada. Y tuvimos la impresión de que Junín perdía algo muy ligado a su historia de progreso cuando todo se hacía a base de esfuerzo y que perdía una fuente de trabajo que por años vio desfilar a muchos operarios. Y perdía una fuente de producción que era orgullo lugareño.

Pero los tiempos que corren no están para añoranzas. El martillero Francisco Corugeira desde su estrado ofrecía elementos que constituyeron parte de esa industria, mientras no pocos se esforzaban por esconder su sentimiento y también algunas lágrimas. Las figuras pioneras de Ciriaco Morea, Antonio Mendizábal y Eusebio Mendizábal permanecerán en el recuerdo como testigos de una época de empuje realizador".




ATRAS EN EL TIEMPO: "LA ELVIRA" SEGUN LA GUIA DE JUNIN DE 1914

Decía la Guía de Junín de 1914 sobre la estancia "La Elvira" de los señores Antonio Mendizábal y Cía, en el Cuartel 4to.

"Quien visite los establecimientos industriales de Junín, ha de salir particularmente complacido del que vamos a tratar, si bien brevemente, con el entusiasmo que siempre despierta la realización de toda iniciativa progresista.

Anticipémonos a declarar que nos referimos a la fábrica de maneta instalada en el establecimiento cuyo nombre sirve de rubro a estas líneas, fábrica que, por lo demás, constituye la preferente dedicación de los señores Mendizábal y Cía, y por consiguiente el aspecto más interesante que en la actualidad ofrece "La Elvira".

Tiene importancia ciertamente, la parte ganadera del establecimiento: pero es ella la más común y, por otra parte nada extraordinaria podría decirse a su respecto; en tanto que la sección a que nos referimos interesa especialmente como establecimiento mecánico-industrial, por decirlo así, y en su género y en sus condiciones es indudablemente único en Junín.

Como datos de orden general y que desde luego acusan la importancia del establecimiento "La Elvira" diremos que su superficie territorial alcanza a 3.300 hectáreas  dividida en 58 potreros. Hay, en estos, 12 tambos convenientemente distribuidos, en los cuales se ocupan numerosas familias con un total de ochenta personas, las cuales tienen allí segura y desahogada remuneración a su trabajo. El casco de la estancia dista apenas una legua de la ciudad, lo que da idea del alto valor del inmueble que nos ocupa.

Los doce tambos a que nos referimos tienen en producción alrededor de 1.300 vacas número que va en aumento. El producto lácteo que constituye la materia prima de la fábrica excede de dos millones de litros por año.

La elaboración de la manteca  y la caseína, que presenciamos en nuestra inesperada visita a la fábrica, se hace en condiciones tan higiénicas que una vez conocidas, puede afirmarse que ningún otro producto alimenticio los iguala a ese respecto.

Al entrar a la fábrica nos encontramos en la sala de máquinas. Llama desde el primer momento la atención la escrupulosa limpieza que se observa en las máquinas y en todo el local, cuyos pisos están pavimentados de mosaico y sus paredes revestidas de azulejos.

La maquinaria principal -de procedencia alemana- consta de un motor horizontal de 40 caballos a petróleo y aire comprimido (última palabra en materia de fuerza motriz económica) un compresor de amoníaco, cuya extracción máxima es de 18 mil calorías, un dínamo pata la producción de energía eléctrica, la que se emplea para luz en el establecimiento, una desnatadora "Alfa Laval", una batidora "Astra", combinada con amasadora y otras máquinas y elementos accesorios.

Contiguas a la sala de máquinas están la antecámara y cámara frigorífica -construcción valiosísima- para conservar la manteca, la mantequería, cremería, sección de caseína y caldera para hervir el agua destinada a la limpieza general.

La recepción de la leche se hace por medio de una máquina dispuesta en la parte exterior del muro y provista de dos coladores, uno exterior u otro interior, destinados a impedir la introducción de todo cuerpo extraño. Una vez pesada y mezclada se analiza. Enseguida se procede a lavar con agua hirviendo los tarros de transportar la leche y acto continuo se someten a una rigurosa desinfección al vapor.

Del depósito de recepción el líquido pasa por cañerías de bronce estañado a un calentador automático, donde se le da una temperatura de 35 grados en verano y de 40 grados en invierno. Esta última operación tiene por objeto obtener mejores rendimientos en la desnatación. Seguidamente el líquido pasa del calentador automático a la desnatadora. Es bien conocida la función que desempeña esta máquina para que nos detengamos a referirla.

Basta decir que en breves horas se produce la desnatación de miles de litros. bombas y cañerías especiales se encargan de transportar a su destino el suero, el que se emplea en la elaboración de la caseína y en la alimentación de cerdos; y la crema, que es transportada al primer piso y depositada en tanques especiales para su maduración. Esta se obtiene al cabo de 18 o 20 horas. Entonces se refresca la crema hasta 11 grados o 12 grados en verano y 13 grados en invierno, bajando después a la batidora donde, previo al consiguiente proceso en combinación con la amasadora y siempre mecánicamente, queda transformada en la sabrosa manteca cuyas últimas manipulación consisten en su momentáneo depósito en blanca mesa de mármol.

Allí se divide la gran masa en blocs de 25 kilos y en panes de 200 y 500 gramos se envasa y se transporta a la cámara frigorífica de donde sale para el consumo en Junín y pueblos vecinos, consignándose asimismo grandes cantidades a la Capital Federal.

La capacidad de la actual batidora (1914) es de mil litros que permite una producción diaria de 500 kilos de manteca, pero esta resulta ya insuficiente para satisfacer la demanda que los señores Mendizábal y Cía. ven aumentar constantemente. Con el propósito de responder a ella en forma satisfactoria, los propietarios de "La Elvira" han adquirido ya una nueva batidora con capacidad de tres mil litros la que en breve será emplazada y librada al servicio.

Tenemos que consignar un dato muy significativo que hace de "La Elvira" no ya un importante establecimiento de carácter local, sino también nacional, en los momentos que escribimos esta reseña se prepara una partida de manteca para Chile, solicitada a título de ensayo por algunos comerciantes de aquel país. Si los transportes ferroviarios -que son los que se ha resuelto ensayar- no ofrecen dificultades insalvables, puede anticiparse que la exportación de ese producto quedará establecida para la vecina república.

Vamos a cerrar esta reseña consignando algunos datos complementarios: 

-La Elvira por su proximidad a la ciudad es indudablemente el establecimiento rural mejor situado en Junín. los vehículos se trasladan en pocos minutos a la ciudad. No obstante esto, el señor Mendizábal ha hecho construir expresamente hasta "La Elvira" una línea telefónica que complementa en absoluto las comodidades de la estancia. Por esta causa la fábrica no tiene escritorio establecido en la ciudad, desde que los pedidos pueden hacerse directamente.

-La razón social que nos ocupa está formada por nuestro estimado convecino, el señor Antonio Mendizábal, que está a cargo del establecimiento y se domicilia en el mismo y eñ señor Ciriaco Morea, opulento hombre de negocios radicado en París. Su hijo Enrique secunda en sus tareas al señor Mendizábal durante las temporadas que pasa en ésta

Antes de cerrar estas líneas vamos a mencionar a un eficaz colaborador del señor Mendizábal en cuanto concierne a la cremería y mantequería: el joven Antonio Gorostizu, encargado de la fábrica e inteligente industrial en esos ramos. Su labor se caracteriza por su contracción, actividad y competencia.






Fotos de "La Elvira", Guía de Junín, 1914.




"LA ELVIRA" EN EL CENTENARIO DE JUNIN

El Album del Centenario relata lo siguiente del establecimiento productivo haciendo hincapié en la figura de sus propietarios.

"Al iniciar el comentario que sugiere la presente página, cumplimos un honroso deber exponiendo brevemente los altos valores económicos-sociales que posee "La Elvira" para prestigio de Junín y en homenaje a su fundador el muy antiguo y reconocido vecino Don Antonio Mendizábal.

La vida ejemplar y meritoria de tan conspicuo vecino, merece destacarse en el libro del Centenario de Junín, para que al devenir de lejanos días, conozcan los meritorios factores que cimentaron la obra del gran edificio que indiscutiblemente será Junín en el concierto de pueblos progresistas. Una demostración real lo constituyen los subsiguientes renglones, pero recalcaremos antes que dada su antigüedad en Junín al frente de su establecimiento es uno de los más antiguos industriales que permanecen al frente de su fábrica (1927).

Procedente de Guipuzcoa, Villafranca (España) vino a la República Argentina en 1886 y a Argentina el año 1893. Con un modesto capital, inició sus operaciones encauzándolas por un camino de marcado progreso, girando con su sola firma desde su establecimiento año 1893 hasta 1902. A partir de esta última fecha, en que los negocios seguían una marcha regular, entro en la firma el señor Santiago Morea, en carácter de comanditario, habiendo seguido hasta el año 1923 bajo la firma Antonio Mendizábal y Cía. Desde esa fecha se estableció la sociedad"...

Más adelante reseña el Album del Centenario:

"La fábrica está instalada en "La Elvira" a una legua de la ciudad estando montada con todos los elementos modernos de la industria lechera. Cuenta con dos motores Diesel, Franco Tosi con 250 HP en total para la provisión de fuerza motriz en general; un motor a vapor Marshal de 80 HP como auxiliar; tres compresores de amoníaco "Germania" y "York" para la producción de frío con destino a las cámaras frigoríficas y enfriamiento del agua para la elaboración  de manteca y pasteurización de crema, equivalente en total a la producción de 16 toneladas de hielo en 24 horas. Un dinamo trifilar Siemens Schukert de 75 kw para la producción de energía eléctrica para alumbrado y alimentación a los distintos motores eléctricos en uso en el establecimiento.

La fábrica está dividida en varias secciones. Sección Cremería, para el desnate de la leche de producción propia; sección mantequería y envasado para elaboración de manteca y envasado de la misma para exportación y consumo interno; sección caseína, para la producción proveniente de la leche desnatada.

La producción diaria alcanza a la enorme cifra de 18 mil litros diarios en la época de verano; manteca, cuatro mil quinientos litros; caseína, de 500 a 650 kilos.

Para el desarrollo de las actividades industriales se utilizan 20 empleados y obreros en las distintas secciones de la fábrica.

La fábrica está instalada con todas las exigencias de la higiene. Desde enero del corriente año (1928) toda la producción de manteca es rigurosamente pasteurizada; los panes de manteca son cortados a máquina para evitar en todo lo posible la manipulación de la manteca al empaquetarla. para su exportación es envasada en cajones de pino sueco conteniendo cada uno 24.500 kilos y con las marcas "La Elvira", "Izarra" y "Mendi", siendo la mayor parte de la producción exportada a Inglaterra, Francia y Alemania; el resto se distribuye en las ventas al interior en la línea del F.C.P., hasta San Juan, lo mismo que a Buenos Aires y a todos los pueblos vecinos a Junín.

En cuanto a ciertas mejoras del establecimiento cuenta con 25 puestos para tamberos construidos todos de material cada uno con su división en pequeños potreros alambrados, para la explotación de granja. La casa habitación y otras instalaciones adyacentes a la fábrica presentan un aspecto interesante por su número y buena distribución, Los fotograbados que publicamos explicarán con mayor elocuencia la importancia de este establecimiento".


Imágenes de La Elvira publicadas en el Album del Centenario de Junín


EL RECUERDO, 34 AÑOS DESPUES DEL CIERRE Y 124 AÑOS TRAS SU FUNDACION

El domingo 14 de octubre de 1962 fue inaugurada la nueva planta de refrigeración en la ya desaparecida fábrica láctea "La Elvira", propiedad de Eusebio y Leoncio Mendizábal. 

Esta industria láctea juninense llegó a ser orgullo nacional, principal proveedora de Alfajores Habanna y segunda productora de manteca en la provincia de Buenos Aires, detrás de Magnasco, de la ciudad de Tandil.

El proceso de desarrollo y crecimiento de una industria que se vio literalmente aplastada durante la presidencia de Jorge Rafael Videla, con José Martínez de Hoz a cargo del Ministerio de Economía de la Nación marcando la terrible consecuencia de fuentes de trabajo que se perdieron a nivel local y el comienzo de la desaparición de la industria láctea media en el país.

La Estancia La Elvira está ubicada geográficamente en el Cuartel IV del Partido de Junín, aproximadamente a cinco kilómetros de la plaza "25 de Mayo". Durante una entrevista con el diario La Verdad en 2017, Juan Carlos Mendizabal recordó que "mi padre falleció años antes de haberse comprado esa fábrica y el establecimiento ganadero que se ubicaba junto a ella".

Originariamente fue un establecimiento dedicado a la producción de manteca, fundado en 1913 por Ciriaco Morea y Antonio Mendizábal, que era primo de mi abuelo.

Con el transcurrir de los años Antonio Mendizábal se retira de la firma, y en la década del ‘50 la firma Mendizábal Hermanos, que Juan Carlos Mendizabal integraba siendo menor de edad por sucesión de su padre, compró la fábrica La Elvira. Todas sus instalaciones, incluso su complejo industrial.

Los Morea vendieron su parte y, de lo que era originariamente la mantequería, los Mendizábal comenzaron a producir otro tipo de cosas, por ejemplo leche en sachet (Mendi) que se distribuía en Junín y en Buenos Aires.

Para eso se importaron máquinas sacheteadoras, aproximadamente en el año 60. Luego seguimos con la producción de dulce de leche, en la década del ‘70. "Entonces la empresa se constituyó en el principal proveedor de Alfajores Habanna. Recuerdo que un año se enviaron en camiones más de 170 toneladas de dulce de leche a Mar del Plata. En esa época había mucho turismo en esa ciudad", rememoró Juan Carlos Mendizábal.

Otra etapa

“Eusebio Mendizábal fue un importante director de la firma, muy importante. El estuvo enfermo unos años y posteriormente falleció. Ahí siguió al frente de la empresa una generación más joven, más o menos por unos diez años", recordó  Mendizábal agregando que "en ese tiempo nosotros incorporamos yogurt, teniendo incluso una muy buena distribución. de ese producto. Pero llegó un período terrible para la industria láctea. En los años 1981 y 1982 cerraron en la Argentina 200 fábricas de lácteos. En ese entonces el presidente era Videla y el ministro de Economía Martínez de Hoz. Se comenzó con una indiscriminada importación de productos lácteos de países subsidiados, europeos. Ingresaron manteca y leche en polvo, eso destruyó a la industria nacional mediana. Solo quedaron La Serenísima y Sancor, más alguna fábrica de quesos perdida por ahí".

La Elvira no pudo soportar ese momento, entonces en 1982 los Mendizábal se reunieron y tomaron la decisión de cerrar la fábrica sin necesidad de hacer concurso preventivo. "Cerramos, nos hicimos cargo de las deudas, se vendieron los camiones, la maquinaria y con eso se indemnizó al personal que quedaba; y se pagó a los acreedores y proveedores. La fábrica se extinguió y luego fue demolida. El cierre de la fábrica La Elvira fue coincidente con la Guerra de Malvinas", señaló Juan Carlos Mendizábal en este reportaje publicado por el diario La Verdad el lunes 18 de mayo de 2015.

En su momento La Elvira fue la segunda fábrica de manteca de la provincia de Buenos Aires. La primera era Magnasco de Tandil y la segunda éramos nosotros.

Con los subsidios y la gran producción de la Comunidad Europea a la Argentina se le hizo muy difícil competir en las exportaciones. Casi no podía competir, se importaba a mitad de precio y entonces se dejó de producir. Así quebraron o cerraron Santa Elena, Magnasco, La Vascongada, La Martona, y luego la Liga Agrícola de Junín. "A partir de entonces la industria mediana láctea argentina, prácticamente, se extinguió”, rememoró.

“El predio lo mantiene una prima mía. La fábrica se demolió, pero quedan los escritorios, algunos depósitos, galpones y una casa que aún se conserva. María Inés Mendizábal de Ardoy está ocupada de esas dos o tres hectáreas que eran de la fábrica", contó.

El establecimiento ganadero sigue trabajando. Los campos de la familia Mendizábal se subdividieron y cada uno se quedó con una fracción en Junín, en Agustina o en Alem. Así terminó la historia. "La influencia de la importación de la dictadura militar fue terminante para la industria láctea Argentina. Esa es mi opinión, que no se había escuchado”, señaló Juan Carlos Mendizabal en esa nota para el diario La Verdad, en la segunda década del siglo 21.







 


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