Murió un canillita de raza: Osvaldo Baños. Su recuerdo en la letra de Ismael Canaparo



Triste noticia para aquellos memoriosos que conocieron a los viejos canillitas, ya que acaba de fallecer uno de ellos: Osvaldo René Baños. Uno de los últimos y tradicionales vendedores de diarios y revistas, afincado en el kiosco emblemático de la calle Belgrano, a metros de la librería Bianco.

Osvaldo, hincha de Sarmiento y un gran conversador, siguió la posta en el mismo lugar que heredó de su padre. Además, siempre tuvo un trato cordial y afectuoso con sus cientos de clientes o aquellos que compraban “al paso”. Fue durante muchísimos períodos dirigente del sindicato, al que le entregó enorme energía, sacrificio e ideas.

Su padre, el gallego Sergio Baños, fue otro empecinado consumidor del mismo material que vendía. Pero solo de lo mejor que se publicaba. Tuvo su esplendor cuando cerraba la década del cuarenta y llegaba a cada puerta, un mediodía tras otro, con el canasto de mimbre de su bicicleta de reparto repleta de diarios que exhalaban ese agradable olor a papel y a tinta todavía fresca. En los momentos de descanso, cubierta de punta a punta la distribución, se le podía encontrar sumergido invariablemente en la lectura. Es probable que haya sido él quien descubrió, aquí en Junín, entre los clásicos que imprimía la legendaria Editorial Tor, que el término “descamisados” no lo había inventado Perón ni Evita, sino el miope Francisco de Quevedo la vez que escribió “Los sueños”, donde se describe el Infierno y el reino de la Muerte.

Otro canillita de marca, voceador incansable en dos ruedas, fue Palito Salomón, que el día que sus cuerdas vocales enflaquecieron de tanto ejercicio adoptó un silbato de referí, pero no dejó de andar por los barrios con su carga de noticias, historietas y novelones. Durante las noches, se lo podía encontrar en las escalinatas del Cine San Carlos, como jornalero puntual.

Cuando Marcilla cayó en Santa Fe no dieron abasto. Tampoco las rotaplanas. Sin embargo, con sucesos impactantes o no habiendo grandes novedades, la presencia del canillita resulta fundamental. Incluso si, por imposición de las nuevas costumbres y estilo, acallaron el pregón cotidiano. La voz anunciadora en las esquinas y en las barriadas cedió ante el ruido de la marea mecánica, el modernismo sofocante y la urgencia de cada cual. Aun así y a pesar de los escaparates azules que hacia el final de la década del sesenta empezaron a aparecer en las veredas como signo de una nueva era en el gremio, la imagen del canillita siempre resulta grata y es parte inseparable del color de la ciudad. Los viejos diareros ya no están, pero no todos se han marchado. Decanos como el mismo Osvaldo Baños, Arnaldo Roncatti, Roberto Freda, Roberto Díaz y Luis Marmisolle, dieron la vida por la profesión, al igual que Florentino Ibáñez y el Negro,  Gentilucci, el Rengo Martínez (emblema de una Sáenz Peña que ya no existe), Roberto Martín, los Seisdedos (padre e hijo), Martín y Armando Esquivel, Omar Cordeone, Alejandro Pratti, Victorio Dell Gesso, Eduardo Silva, Eduardo Burdese, Jorge Sarmiento, Juan Ventura, Carlos García, Luis Arce, Carabina (líder del Crystal Palace), Gino Lombardo (primero en Rivadavia y España y luego en Sáenz Peña y Pellegrini), Los Nicola (Nicola La Vaca y el Oso), Macho Direne y otros se hayan retirado (como Rubén Rusiñol, con 35 años en su parada “El Rafa”, en Primera Junta e Hipólito Yrigoyen), mantienen bien altas las banderas de una actividad que es imprescindible en todas las épocas y en cualquier lugar del país. 

En el “mercado de pulgas” que se transforma nuestros recuerdos, anécdotas y vivencias de la niñez y la adolescencia, casi llegando a la juventud, se pueden encontrar muchas cosas hermosas sobre los “canillas” juninenses, inventariadas a medias, a raíz del vértigo que ha tomado, lamentablemente, la sociedad actual, globalizada y deshumanizada como nunca. Sobrevuelan en la memoria postales de muchos de aquellos que nos hicieron felices y fueron, en alguna medida, la puerta abierta para la lectura y el reencuentro cotidiano con los diarios (Crítica, El Mundo, La Razón, Noticias Gráficas) o el semanal abrazo con El Grafico, Goles, el Billiken, Satiricón, Tía Vicenta, Intervalo, Rayo Rojo, Misterix, Batman, Vea y Lea, La Vaca Aurora, Patoruzito, Rico Tipo, El Alma que Canta y tantas otras que esperábamos con enorme ansiedad.

Por Ismael Canaparo


Comentarios




 



 



 








LA ACTUALIDAD