El presidente chileno que visitaba la estancia La Oriental

 


Emiliano Figueroa Larraín figura entre las personalidades que Justo C. Saavedra invitaba a participar de fiestas y eventos sociales en la estancia ubicada en nuestra ciudad, junto a las figuras políticas y dirigenciales de las tres primeras décadas del siglo XX.


La estancia La Oriental fue el centro social de Junín y la región a través de encuentros y eventos promovidos por su propietario Justo C. Saavedra (VER NOTA) . Además del haras que caracterizaba el establecimiento rural, también se contaba con espacios para la práctica del "Tiro a la Paloma" y de una de las grandes aficiones de Don Saavedra: el juego a la pelota, en el cual era bastante hábil, dicen las crónicas de la época.

El Album del Centenario de Junín rememora que "en la linda cancha existente en La Oriental se jugaban reñidísimos partidos en los que tomaban parte los mejores jugadores de la localidad y de los pueblos circunvecinos y entre los aficionados o amateurs de gran valía se contaban el doctor De Miguel, Vera, García M. Saavedra, etc.y solían venir de la Capital Federal don Santiago H. Rocca, Peró y otros números bravos del "Club de Pelota" y hasta el viejo veterano don Joaquín de Zabaleta alías Paysandú que a pesar de sus muchos años resultaba aún un excelente zaguero.

Asistían muchas veces como espectadores a estas y otras fiestas los distinguidos visitantes que lo acompañaban y, para citar algunos, el doctor Benito Villanueva ; el ex presidente de Chile Emiliano Figueroa Larrain (; ex ministro de Francia, doctores y señores Sánchez Elías, Claudio Crotto, Shóo, Dr. Llovet, capitán Nery, Pastor Obligado, González Velez, Dres. y Sres. Saavedra, el Payo Roqués y una cantidad de diputados nacionales y personas de valía de Capital Federal, concurriendo de Junín muchas personas de representación, amigos todos del señor Saavedra".

PRESIDENTE DE CHILE ENTRE DICIEMBRE DE 1925 Y MAYO DE 1927

Emiliano Figueroa Larraín (Santiago, 12 de julio de 1866-ibíd., 16 de mayo de 1931) fue un abogado y político liberal chileno, que ejerció como presidente de la República de Chile entre diciembre de 1925 y mayo de 1927. Posteriormente a su mandato, sirvió como embajador de Chile en el Perú, y luego presidió el Banco Central desde 1929 hasta su fallecimiento en 1931.

Entre 1900 y 1909, se desempeñó como diputado de la República, para luego ejercer en la administración de Pedro Montt como ministro de Justicia e Instrucción Pública, por dos oportunidades.

Hijo del ex diputado chileno Francisco de Paula Figueroa Araos y de Rosalía Larraín Echeverría,​ y bisnieto del teniente coronel español Tomás de Figueroa, protagonista del llamado motín de Figueroa contra la Primera Junta de Gobierno. Cursó sus estudios en el Colegio San Ignacio, el Instituto Nacional y en la Universidad de Chile, donde se graduó de abogado en 1889.

Contrajo matrimonio el 12 de abril de 1889 en la Parroquia El Sagrario con Leonor Sánchez Vicuña, hija de Teodoro Sánchez Foulkner y de Teresa Vicuña Vicuña. Con quien tuvo cuatro hijos: Blanca, Carlos, Berta y Francisco.3​

En 1889, fue nombrado secretario de la Intendencia de Santiago. Posteriormente, se dedicó a labores agrícolas en el fundo del tío de su esposa, Claudio Vicuña, cercano colaborador del entonces presidente José Manuel Balmaceda. Al estallar la Guerra Civil de 1891 fue tesorero de la campaña Balmacedista1​ y al ser derrotado el Presidente se ocultó en las sombras, de donde emergió varios años después.

De profundas convicciones liberales, su participación en la política nacional chilena se inició con el siglo XX, al ser elegido diputado por Victoria para el período 1900-1903, y por Melipilla para los años 1905-1906.4​ Durante la presidencia de Pedro Montt fue designado ministro de Justicia e Instrucción Pública en dos ocasiones, entre el 12 de junio al 25 de octubre de 1907 y entre el 15 de septiembre de 1909 hasta el 6 de septiembre de 1910.

En 1910 subrogó al ministro del Interior y, entre septiembre y diciembre, debió asumir la vicepresidencia de la República por su calidad de ministro más antiguo, tras el fallecimiento del presidente Pedro Montt Montt y del vicepresidente Elías Fernández Albano, por lo que le correspondió dirigir las fiestas del centenario. Entregó el mando al presidente electo Ramón Barros Luco. Durante la década de 1910, se desempeñó como embajador de Chile en España y Argentina, cargo este último en el cual estaría hasta 1920.

A su regreso a Chile, fue nombrado conservador de Bienes Raíces, durante la presidencia de Juan Luis Sanfuentes. Como tal, integró el Tribunal de Honor que decidió acerca de la elección presidencial de 1920, la última bajo el sistema de electores en la que Arturo Alessandri Palma venció por un estrecho resultado al candidato Luis Barros Borgoño.

El 1 de octubre de 1925, tras un periodo de profunda tensión entre el entonces ministro de Guerra, Carlos Ibañez del Campo (quién encabezó la revolución que en 1924 permitiría un cambio constitucional), y el presidente Alessandri, este último renunció y le traspasó el mando a su recién nombrado ministro del Interior, Luis Barros Borgoño. Inmediatamente comenzó el proceso previo a unas tensas elecciones presidenciales, que tenían como único pre candidato a Ibañez del Campo, quien era rechazado por completo por los partidos políticos, a pesar de su innegable aceptación popular; él, al ver la situación, y para evitar conflictos mayores, ofrece a los partidos políticos una alternativa, que la totalidad de los partidos políticos postulasen un candidato único, entonces allí él declinaría su candidatura. Comenzó así la búsqueda de un postulante de consenso que tuviera el beneplácito de los partidos políticos y las Fuerzas Armadas. Fue así como se erigió como el candidato de unidad para la presidencia de la República a Emiliano Figueroa.

El 24 de octubre de 1925, triunfó en las elecciones presidenciales con el apoyo de liberales, conservadores, radicales y democráticos, obteniendo más de un 70% de los votos. Su contendor fue José Santos Salas, candidatura que se presupone impulsada por Ibáñez del Campo para poder ver la clase de apoyo que reunían los partidos políticos; ello fue respaldado, a su vez, por la Unión Social Republicana de Asalariados de Chile (USRACH), además de movimientos obreros y sindicales y colectividades de izquierda.


Fue elegido presidente de la República tras la renuncia de Arturo Alessandri Palma en 1925 por acuerdo entre los partidos. Sus dos años en el Palacio de La Moneda estuvieron marcados por el control político que poseía sobre él su ministro de defensa (y después del Interior), coronel Carlos Ibáñez del Campo. En 1927 se creó la Contraloría General de la República.

Tras el exilio de Javier Ángel Figueroa, su hermano y presidente de la Corte Suprema,4​ por parte de Ibáñez, presentó su renuncia a la presidencia, la cual fue aprovechada por Ibáñez para presentarse a la presidencia como candidato único, sacando el 98% de los votos, dando de derecho el poder al hombre que la ejerció de hecho durante todo el gobierno de Figueroa.

Emiliano Figueroa había tenido una prolongada y talentosa carrera política, con el único motivo de acompañar a su hermano Javier Ángel, antes de ser presidente fue diputado y ocupó varios cargos ministeriales, como Justicia e Instrucción Pública e Interior.

Reemplazó al diputado Juan José Valenzuela miembro de la comisión de Industria de la Cámara de Diputados en el año 1907, tras el fallecimiento de este. La asignación del reemplazo fue por ser ambos del mismo partido.

Su mandato considerado una de las etapas más estériles de la Historia de Chile, se vio afectado por una crisis económica, causada por el galopante deterioro del salitre y por la intervención notoria de las fuerzas armadas y de su ministro Carlos Ibáñez, en margen a la constitución, opacando su gobierno.

Las pocas obras de Figueroa, la mayoría planteadas por Ibáñez o por comisiones ajenas, fueron la creación de diversos cargos públicos, para contrapesar el deterioro en el Norte Grande, el inicio de la elaboración del Código del Trabajo de Chile, y la Contraloría General de la República.

Figueroa fue nombrado embajador de Chile en el Perú en 1928, en el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, para la elaboración del un tratado para solucionar el problema de Tacna y Arica, suscrito el 3 de julio de 1929 (Tratado Rada y Gamio - Figueroa Larraín que incluyó un Protocolo complementario) que pretendía aquietar el asunto candente entre Chile y el Perú; todas las obras, a excepción de la Contraloría y los cargos públicos, fueron finalizadas en el mandato de Ibáñez, patrocinador real de estas. Durante su estadía en Lima como embajador fue nombrado presidente de Transradio Chilena, posteriormente conocida como VTR.

Considerado un tipo amable, sereno y buena persona, Figueroa pasó a la historia como un presidente inoperante, que sería el inicio de la peor crisis política en la historia de Chile, la llamada Segunda Anarquía.

Falleció el 16 de mayo de 1931, luego de sufrir un accidente automovilístico en la esquina de Benavente (Almirante Latorre) con Gorbea, cuando el automóvil manejado por el doctor Manuel Torres Boonen (y en el cual Figueroa iba de copiloto) fue impactado por un vehículo del servicio público.




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