En nuestra ciudad el gobierno comunal estaba en acefalía y había un gran caos político con renuncias, alejamientos y traslados de titulares de distintas dependencias oficiales, incluso el Ejército. Los trámites legales cumplidos con intervención del escribano Hernán Ordiales (en la foto, la vista actual del histórico inmueble que ocupó la Escribanía Ordiales donde se firmó el documento).
En la mañana de la histórica jornada del 17 de octubre de 1945, encontramos a Eva Duarte alojada en la casona que arrendaba su familia al 171 de la calle General José Inocencio Arias.
Estaba distante del creciente encolumnamiento de obreros que espontáneamente al llegar a las fábricas se dirigieron, unos a la casa de gobierno platense y otros, al centro de Buenos Aires. Eva, de pronto, se encontró inmersa en los corrillos políticos de su patria chica que especulaban sobre la solución definitiva a la acefalía en la comuna juninense, a propósito de la renuncia de su cuñado el mayor (R) Arrieta.
Le cuentan de las aspiraciones del Dr. Dulbecco y de un posible interinato a cargo del hasta hace poco jefe del radicalismo de San Antonio de Areco, un inspector de rentas llamado Gabino Tapia, que vivía en La Plata, del ex convencino Carlos M. Rincón, virtual secretario municipal, y de la renuncia del doctor Marqués a la dirección de la Asistencia Pública. No faltó a los comentarios el traslado del teniente coronel julio Reinaldo Lobos, jefe del regimiento 15 -entonces por asiento en Junín- al Regimiento de Granaderos a Caballo. La especie había trascendido el día anterior con motivo de la jura de la bandera.
Pero esta visita, realizada en la más absoluta reserva, pues no trascendió el marco familiar más íntimo, tenía un doble propósito. Por supuesto fortalecerse con las tan añoradas muestras de amor, y también brindar garantías legales a su integridad física y patrimonial. Es que todo era muy incierto para ella.
Había tomado una decisión. Abstrayéndose por un momento de la incertidumbre adoptó una determinación previsora. Aconsejada por Subiza y valiéndose de los servicios del escribano Hernán Ordiales (foto de la derecha), hombre de confianza de su cuñado el abogado Alvarez Rodríguez, estaba en Junín porque quería rubricar un poder.
Le importaba sobremanera dejar salvada incluso la instancia de un no totalmente descartado viaje al exterior o hacía algún rincón alejado de Buenos Aires, o cualquier otra eventualidad que afectara a su persona.
En la mañana del miércoles 17 de octubre de 1945, María Eva Duarte, estando en Junín confirió legalmente potestad especial a favor de dos letrados incuestionados: el doctor Román Subiza, amigo personal de su prometido el coronel Perón y el doctor Justo Lucas Alvarez Rodríguez, su cuñado.
Subiza y Alvarez Rodríguez coordinan con Ordiales el tenor del escrito que redactó de puño y letra el señor Luis Mario Pisoni, empleado protocolista de suma confianza del escribano (VER TEXTO DEL DOCUMENTO)
Rápidamente fue firmado por Eva y luego por los testigos, Aquiles Saúl Valenti y allegado a la familia Duarte y Enrique Armando Zerbini, amigo de la familia Ordiales. Los folios de la actuación notarial también están firmados por el Juez de Paz Pedro Ricchini.
(FUENTE: "EVITA, CASAMIENTO EN JUNIN, DE HECTOR DANIEL VARGAS Y ROBERTO CARLOS DIMARCO, NOVIEMBRE DE 1995)
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