Bernardino Escribano: “No hubo traición, sino deber hacia la patria”
El fundador de Junín rompe el silencio y responde a las duras acusaciones del coronel Ángel Pacheco sobre la detención de Manuel Dorrego. En esta entrevista imaginaria, reconstruida a partir de publicaciones de La Gaceta Mercantil y El Tiempo, Escribano ofrece su versión sobre uno de los episodios más controvertidos de la historia argentina.
Una serie de artículos publicados en La Gaceta Mercantil y El Tiempo en diciembre de 1828 enfrentaron públicamente a dos protagonistas de un momento crucial de la historia argentina: el coronel Ángel Pacheco y el comandante Bernardino Escribano, fundador de Junín.
Mientras Pacheco calificaba la actuación de Escribano como “indigna” y “torpe perfidia” por la detención del exgobernador Manuel Dorrego, el propio Escribano rompía el silencio para dar su versión ante la opinión pública. Lo hizo en una carta publicada el 19 de diciembre de 1828, donde defendió su proceder y su concepto de honor militar.
⚔️ Un país dividido
Manuel DorregoDiciembre de 1828. Las provincias arden en tensiones tras el fusilamiento de Manuel Críspulo Bernabé Dorrego, exgobernador de Buenos Aires (VER MAS SOBRE DORREGO). La guerra civil entre unitarios y federales se insinúa inevitable. En medio de ese clima, el comandante Bernardino Escribano, protagonista directo de la captura de Dorrego, decide hablar. Lo hace en respuesta a las palabras del coronel Ángel Pacheco (VER MAS SOBRE ANGEL PACHECO), quien lo había calificado públicamente como “indigno” y lo acusaba de haber procedido con “torpe perfidia”.
En diálogo con este medio (reconstruido a partir de sus declaraciones publicadas en La Gaceta Mercantil el 19 de diciembre de 1828), Escribano expone su defensa, su visión del deber militar y su interpretación del turbulento momento político que vivía la patria.}
El fusilamiento de Dorrego, ocurrido pocos días antes en Navarro, había conmocionado a la provincia de Buenos Aires y polarizado las lealtades entre unitarios y federales. En ese contexto, la figura de Escribano quedó en el centro de la tormenta política.
Desde El Tiempo, un artículo del 13 de diciembre señalaba que Dorrego, luego de su derrota, fue capturado “por una escolta de húsares al mando del comandante Escribano”.
La mención provocó la reacción inmediata de Pacheco, quien en La Gaceta Mercantil del 16 de diciembre escribió una dura carta en la que calificaba la acción como un acto “indigno de un oficial cuya divisa debe ser el honor y la generosidad”.
🗣️ Escribano responde
Tres días después, Escribano hizo pública su defensa. En su texto —dirigido “al público”— sostuvo que su proceder no fue motivado por perfidia ni ambición, sino por deber patriótico.
“No es ciertamente el mejor recurso de un militar de honor apelar a la pluma —escribió—, pero ya que el coronel Pacheco ha elegido esta arma, yo diré cuatro palabras. No hubo torpeza ni perfidia en aquel acto: se aseguró la persona de un caudillo cuya libertad podía traer grandes males a la patria.”
El comandante, fundador del Fuerte Federación (origen de la actual ciudad de Junín), rechazó las acusaciones de Pacheco con firmeza y apeló a un argumento que refleja la lógica militar y política del momento:
“La salud de la patria es primera que toda consideración personal, y un oficial de honor debe mirar antes por el bien general que por compromisos de partido.”
⚖️ El honor y la patria
En su escrito, Escribano cuestionó el doble discurso de Pacheco y lo acusó de haber querido mostrarse públicamente “como ajeno a los hechos, cuando nadie lo había señalado directamente”.
La polémica, ventilada a través de los periódicos de la época, no pasó inadvertida para las autoridades. El ministro de Gobierno, Juan José Díaz Vélez, ordenó el arresto de Pacheco y su confinamiento en un buque de guerra, medida que fue informada por El Tiempo el 17 de diciembre de 1828.
VER MAS SOBRE EL FUSILAMIENTO DE DORREGO
SITIO DONDE SE LLEVO A CABO EL FUSILAMIENTO DE DORREGO
General Juan Lavalle💬 Entrevista reconstruida: la voz del Comandante Escribano
—Comandante Escribano, ¿por qué decide responder públicamente a las acusaciones del coronel Pacheco?
—Porque no es recurso digno de un militar de honor callar cuando se pone en duda su conducta. El coronel Pacheco ha apelado a la pluma, desentendiéndose de la espada, y ha lanzado sobre mí el ultraje de la perfidia. No podía dejar sin respuesta semejante agravio. Mi proceder fue dictado por el deber, no por el rencor ni la intriga.
—Pacheco sostiene que su accionar fue “indigno de un oficial cuya divisa debe ser el honor y la generosidad”. ¿Cómo responde a esa afirmación?
—La indignidad no estuvo en quien cumplió con la autoridad de la provincia, sino en quien vaciló entre su lealtad al gobierno y su simpatía por el exgobernador. No hubo torpeza ni perfidia en asegurar la persona de un caudillo cuya libertad podía traer males mayores a la patria. La salud de la nación está por encima de cualquier compromiso de partido o amistad personal.
—¿Niega entonces haber actuado con engaño en la detención de Dorrego?
—Por completo. Dorrego no fue mi amigo ni buscó amparo en mis tropas. Fue aprehendido conforme al deber y entregado a la autoridad competente. No hubo ardid ni trampa; sólo obediencia al orden establecido. Si asegurar la paz y el imperio de las leyes es perfidia, entonces que la historia juzgue.
—¿Cree que Pacheco buscó deslindarse de responsabilidades?
—Sin duda. Nadie lo había acusado directamente en El Tiempo, pero él sintió la necesidad de “ostentarse en el público”. Tal vez la conciencia le pesaba, o acaso quiso mostrarse fiel a una causa perdida. Su carta buscó limpiar su nombre, pero en el intento manchó el mío. Yo no serviré a partido alguno; sirvo a la patria.
—¿Qué papel cree que jugó la prensa en este conflicto?
—La prensa ha sido espada de doble filo. En ella se ventilan los asuntos de la patria con ligereza, sin medir las consecuencias. Pero también es el único medio que nos permite dejar testimonio ante la opinión pública. Por eso hablo: para que no se confunda el silencio con la culpa.
—¿Cómo espera que lo juzgue la historia?
—Como a un soldado que obró con rectitud, que prefirió el deber al cálculo político, la patria al caudillo. No hubo traición: hubo obediencia. Y el honor, bien entendido, consiste en servir a la nación, no a los hombres.A partir de su carta publicada en La Gaceta Mercantil, puede reconstruirse el espíritu de lo que hoy sería una entrevista con el propio protagonista.
🕊️ Epílogo
El intercambio entre Escribano y Pacheco refleja la intensidad del clima político posterior al fusilamiento de Dorrego y anticipa los conflictos que desgarrarían al país durante años.
Bernardino Escribano quedó en el centro de ese episodio histórico, defendiendo su nombre con la misma firmeza con que empuñó la espada.
“El que firma —concluía su carta— ha probado con una buena conducta franca y constante que pertenece a las cosas y no a las personas; que conoce el honor bien entendido y que es generoso como debe serlo el que empuña la espada para defender la independencia del país y la libertad del ciudadano.”
📚 Fuentes consultadas:
-
La Gaceta Mercantil, 16 y 19 de diciembre de 1828
-
El Tiempo, números 183 y 187, diciembre de 1828
-
Boletín del Gobierno Provisorio, N° 6, diciembre de 1828
ADHIEREN AL CICLO HISTORIAS FUNDACIONALES 198 AÑOS DE JUNIN
















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