Diciembre de 1876: Ataliva Roca derrota al último malón contra Junín del que se tenga registro

 


En el partido de Lincoln,  Ataliva Roca y Manuel Sanabria sorprenden y atacan a unos 40 indígenas de Pincén que habían saqueado estancias de Junín y Bragado. Foto: Ataliva Roca (de Ataliva Roca Paz - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0)


El 1 de diciembre de 1876 el coronel Ataliva Roca, al mando de su regimiento partió de Junín para el establecimiento "Coffu" distante diez leguas de Junín (Unos 48 kilómetros), llegando a destino el 2 a las 10 de la mañana. Con el objeto de poder vigilar al mismo tiempo a Junín y a Lincoln, Roca convino con el juez de paz de esa localidad dirigirse a "Chiquilof", fortín situado a cuatro leguas de "Coffu" (Casi 20 kilómetros).

Cuando se disponía  a realizar lo convenido, el flanco derecho de sus fuerzas fue atacado por una fuerte partida de indios. Roca consiguió llegar a la estancia conocida como "de Cougling". Recibió allí la noticia de que los indios invadían los establecimientos situados a la retaguardia de sus fuerzas. Partió entonces hacia el fuerte Rivadavia, situado a poco más de 48 kilómetros del lugar en que se encontraba y a 14 kilómetros y medio del fuerte Lavalle donde se hallaba Sanabria, a quien mando un chasqui. por medio de este, el coronel Sanabria tuvo conocimiento de la invasión y se dispuso a encontrarse con las fuerzas de Roca. Desde el momento del encuentro de ambos, Roca quedó bajo las órdenes de su superior.

Sanabria dio la derecha al sargento mayor Manuel Cuesta y a la izquierda a Ataliva roca con sus Guardias Nacionales de Junín.

Siguiendo la "rastrillada" marcharon hasta las diez de la noche en que fueron sorprendidos por una intensa lluvia que los obligó a desmontar y permanece durante toda la noche pie a tierra y con el caballo a la rienda.

Al aclarara, como consecuencia de la lluvia caída, perdieron la rastrillada lo que les originó una perdida considerable de tiempo, hasta que Roca ordenó al baqueano Juan Mesa que tratara de encontrarla.

A las dos horas volvió el baqueano indicando la dirección de los indios y de inmediato las tropas la siguieron a gran velocidad. Aproximadamente a unos 24 kilómetros del lugar donde se encontró la "rastrillada" pudo advertirse la existencia de fuego encendido a cierta distancia, señal inequívoca de que los indios estaban asando. Sanabria ordenó entonces quitar los frenos de los caballos para no ser oídos. Pero desistió de ello al advertir que los indios se encontraban acampados.

El ataque de Roca y los Guardias Nacionales de Junín fue tan rápido y violento que no dio tiempo a los indios de prepararse para la defensa. Quedaron cuarenta indios muertos, quitándoseles todo el arreo que consistía en seis mil animales yeguarizos, casi todos robados en Junín y algunos pocos en Bragado.

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Los invasores pertenecían a la tribu del indómito cacique Pincén de quien decía Roca: "Es el más atrevido y aventurero de los salvajes; montonero intrépido, no obedece a otra ley que su propio instinto". Este cacique sería atrapado poco después por las tropas del coronel Villegas. 

El 8 de agosto de 1877 la legislatura provincial dicta la ley que modifica los límites del partido de Junín. El texto de la misma es el siguiente:

"Art. 1.- Desde la promulgación de la presente ley formarán parte del partido de Junín los terrenos situados al exterior del río Salado y comprendidos entre este y los límites S.E. de los terrenos señalados en el registro gráfico con los nombre de F. Toledo, Villafagna, y Amézaga. el costado S.O. del terreno de Amézaga y los límites S.E. y S.O. del de Eulogio Payán; los límutes S.O. de los terrenos de Fajardo y D.E. Mitre y los límites S.O. y N.O. del de Ramón Idoyaga.

Art. 2.- La contribución directa de la parte de terreno que pasa a la jurisdicción del partido de Junín, correspondiente a este año, será adjudicada al partido de Lincoln con arreglo a la ley de la materia.

Art. 3.- Comuníquese al Poder Ejecutivo".

Mientras tanto, el indio empujado cada vez más hacia lejanas regiones del desierto, dejaba de ser un peligro, Junín, en un ambiente de propicia tranquilidad, pudo dedicar desde entonces todos sus esfuerzos a la prosperidad espiritual y material.


(Fuente: Apuntes para la Historia de Junín, de René Pérez, 1950)






 

ADHIEREN AL CICLO HISTORIAS FUNDACIONALES (DECIMA EDICION) 196 AÑOS DE JUNIN





























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