Un africano al frente de la frontera: La lealtad inquebrantable del Comandante Seguí en el Fuerte Federación

Desde 1840 hasta la caída de Rosas, el capitán José Seguí, comandante del Fuerte Federación (actual Junín) y originario de África, forjó un liderazgo severo pero vital en la frontera. Un hombre de fervor federal que convirtió a la "llave del Departamento Norte" en un bastión inquebrantable de la Causa, donde la vida militar y las celebraciones políticas se fundían bajo la divisa del Restaurador de las Leyes.

La historia de la fundación de Junín está intrínsecamente ligada a las figuras que moldearon el destino del Fuerte Federación, y pocas son tan singulares y firmes como la del Comandante José Seguí. Al frente del Fuerte desde 1840 a 1852, este capitán, de origen africano, no solo fue un líder militar en una frontera caliente contra el indio, sino un estandarte de la política rosista en el interior. Su ascenso a la Comandancia es un claro ejemplo del protagonismo que Juan Manuel de Rosas otorgó a las masas populares, particularmente a la población afroargentina, en un contexto donde las élites seculares propugnaban una democracia restringida.

Bajo su mando, el Fuerte Federación trascendió su función de avanzada militar para convertirse en un vibrante núcleo de la Causa Federal, llegando a albergar a más de 450 habitantes civiles además de su guarnición de tropa e "indios amigos". El Comandante Seguí se destacó por su disciplina —siendo recordado como "severo en extremo con la tropa"— y por su fervor manifiesto, promoviendo celebraciones de una intensidad notable. De su puño y letra quedan las cartas a Rosas, dando cuenta de fastuosos festejos con misas, Te Deum y "carne con cuero" para celebrar victorias federales, la muerte del "salvaje" Juan Lavalle, e incluso, oficios solemnes por el alma de Encarnación Ezcurra de Rosas, actos que cimentaban la lealtad al Restaurador.

La relevancia estratégica del Fuerte fue tal que en 1846 fue denominado "la llave del Departamento Norte", y Seguí implementó medidas clave para su seguridad, como la instalación del puesto de observación "Mataco". Su inquebrantable fidelidad a la Mazorca y a la divisa federal se sostuvo hasta el último momento: tras la derrota de Rosas en la Batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1852, el Comandante Seguí, consecuente con su credo político, presentó inmediatamente su renuncia, marcando un punto de inflexión que separaría la autoridad militar de la civil y cerraría, de manera definitiva, un capítulo fundamental en la historia fundacional de Junín.

Contexto: Fuerte Federación (actual Junín), post-Batalla de Caseros, 1852.

Roberto Carlos Torres (Director de Juninhistoria): Comandante Seguí, muchas gracias por recibirnos. Su extenso y firme mandato al frente del Fuerte Federación (1840-1852) lo convierte en una figura clave de la historia de Junín y, sin duda, de la época de la Confederación.

Comandante José Seguí: (Señala un viejo mapa) Es un honor, joven Torres. La historia, al igual que la frontera, debe ser custodiada con firmeza. Serví al Fuerte hasta el último día del Restaurador de las Leyes, Brigadier Juan Manuel de Rosas. No se podía esperar menos de un federal como yo.

Comandante Segui, en el Federación (Imagen generada por IA)

Origen, Liderazgo y la Causa Federal

R. C. Torres: Comandante, sabemos que usted nació en África y llegó al país a principios del siglo XIX. Su ascenso a la Comandancia del Fuerte es un testimonio del lugar que el Restaurador de las Leyes brindó a las masas afroargentinas. ¿Cómo vivió esa adhesión popular y su propia posición de liderazgo siendo un hombre de origen africano?

C. Seguí: Rosas fue el único que reconoció la fuerza y el espíritu de los hombres del pueblo, de los federales leales. En la Capital, las élites hablaban de una democracia limitada a los "estratos cultos", pero el General Rosas nos dio un protagonismo desconocido. En mi caso, mi deber fue con la Causa y con la disciplina. La tradición del Fuerte fue siempre de severidad en extremo con la tropa, porque solo el orden mantiene la frontera segura y firme contra el salvajismo, ya sea unitario o indio. Demostramos esa firmeza al rescatar un cañón como "El Gran Abuelo" para el Fuerte.

La Importancia Estratégica del Fuerte y el Combate

R. C. Torres: El Fuerte Federación era un enclave vital. El General Lucio Norberto Mansilla lo consideró "la llave del Departamento Norte". ¿Cómo era la vida y la composición de esa "llave" militar? Se habla de unos 450 habitantes civiles en 1842.

C. Seguí: Federación era mucho más que un cuartel. Era una población, una trinchera de la civilización. Es cierto, la cifra de 450 habitantes, sin contar la oficialidad y la tropa, era considerable. Había familias de oficiales, numerosas familias de la tropa y pobladores, todos unidos bajo la divisa de la Federación y el terror a los salvajes unitarios. A esa fuerza se sumaban nuestros indios amigos y sus capitanejos, parte esencial de nuestra guarnición y estrategia de defensa.

R. C. Torres: En 1840, usted tuvo un bautismo de fuego al derrotar a la partida unitaria de Santiago Oroño. ¿Qué significó ese triunfo para la consolidación de su mando y la moral del Fuerte?

C. Seguí: El 4 de septiembre de 1840, dimos con esos traidores cerca del arroyo Rojas. No toleramos la perfidia en nuestra jurisdicción. Los derrotamos completamente y se rescataron a los paisanos y a una mujer que llevaban prisioneros. El triunfo fue total, y el Restaurador lo reconoció, felicitando a los valientes vencedores. La recompensa en ganado y las medallas de plata que recibimos mis oficiales y soldados fue un justo premio al patriotismo. ¡Señores, el servicio activo y la constancia federal deben estar grabados en todos!

Encarnación Ezcurra

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Fervor Federal y Ceremonias

R. C. Torres: Comandante, las notas históricas de Juninhistoria están repletas de las celebraciones de fervor federal que usted promovía. Eran actos donde la religión y la política se fundían. Háblenos de esos eventos, como el funeral solemne por el alma de Encarnación Ezcurra y los festejos por la muerte de Lavalle.

C. Seguí: ¡La Causa Federal era la Causa de Dios y de la Patria! En enero de 1842, en cuanto tuvimos la plausible noticia de la muerte del salvaje asesino Lavalle, hubo un regocijo sin límites. Tuvimos tres lucidos bailes, paseamos el retrato de S.E. el Gobernador por las calles, y cerramos con nuestra favorita carne con cuero brindando, de corazón, por la Confederación.

R. C. Torres: Y para esas ocasiones, usted contaba con el apoyo del Capellán Presbítero Carlos Torres.

C. Seguí: ¡Claro! El Capellán Pbro. Carlos Torres nos asistía. El 2 de enero de 1842, hicimos formar a la tropa y el vecindario con el luto de rigor para el funeral por el alma de la Ilustre Encarnación Ezcurra. Era nuestro deber imitar sus virtudes y recordar la necesidad de perseguir a los pérfidos, inicuos y salvajes unitarios. También celebramos con misa y Te Deum la victoria de nuestra Vanguardia Federal sobre las hordas de Juan Pablo López, el "mascarilla". ¡En el Fuerte, la religión siempre sirvió para honrar a los nuestros y jurar odio eterno a los principios devastadores y antisociales de los unitarios!

Estrategia de Frontera y el Final

R. C. Torres: Respecto a la seguridad de la frontera, en 1846 se estableció el puesto de observación "Mataco" entre el Cantón Bragado y el Fuerte. ¿Cuál era la función de este fortín y qué tan vital era para su estrategia?

C. Seguí: El Mataco era un ojo en la inmensidad, un fortín esencial en la zona de "Pueblitos Abajo". Se tomó el nombre de la laguna cercana, que a su vez recordaba a los pueblos originarios. Fue fundamental para aumentar la seguridad entre el Bragado y Federación, permitiéndonos tener un sistema de alerta temprana ante las incursiones, garantizando que "la llave del Departamento Norte" no fuera sorprendida.

Batalla de Caseros: 3 de febrero de 1852

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R. C. Torres: Finalmente, Comandante, el 3 de febrero de 1852, la derrota de Rosas en la Batalla de Caseros puso fin a su largo período de servicio. Usted, fiel a su credo político, presentó su renuncia.

C. Seguí: Mi lealtad era al Restaurador de las Leyes. Una vez derrocado, el ciclo había concluido para mí. Mi renuncia fue inmediata. Ese hecho, como bien sabemos, marcó el final de una era, pues a partir de mi alejamiento se separó la autoridad militar de la civil en lo que luego sería Junín. Fue una decisión de conciencia, propia de un federal que cumplió con su deber hasta el final.

R. C. Torres: Comandante Seguí, le agradezco enormemente esta mirada a la historia de Fuerte Federación, desde su nacimiento en África hasta su renuncia tras Caseros. Su figura es un pilar de Juninhistoria.

C. Seguí: ¡Viva la Confederación Argentina, y mueran los salvajes unitarios! ¡Por la memoria de Rosas y la Patria!

 

ADHIEREN AL CICLO HISTORIAS FUNDACIONALES 198 AÑOS DE  JUNIN




















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