La Odisea de 1831: Cortina, el Centinela que Rescató la "Llave del Norte"
La existencia misma de Junín, tal como la conocemos, pende de un hilo llamado Fuerte Federación y de la obstinación de un hombre: el Coronel José María Cortina. Militar de intachable trayectoria federal, condecorado en batallas clave desde el Cerrito hasta Ituzaingó, Cortina fue designado Comandante del Departamento Norte en 1831 con una misión crucial impuesta por Juan Manuel de Rosas: evitar que el Fuerte colapsara. Los registros de la época lo describen como un punto "devastado y diezmado", casi abandonado a solo tres años de su fundación, con una guarnición exigua y los cantones necesarios para la defensa prácticamente desmantelados.
La labor de Cortina se desarrolló en un marco de penurias logísticas extremas, plasmadas en sus desesperados informes al Gobernador. La prioridad era la reconstrucción y el aumento de la tropa, pero la realidad era brutal: la escasez de caballería paralizaba todo. El Coronel reportaba que "casi todos los milicianos se hallan a pie" y que los hombres ni siquiera tenían montura para acudir a los enrolamientos. Esta miseria forzaba el uso de "caballos de auxilio" para el simple traslado de ganado. Además, la enfermedad diezmaba a los pocos oficiales, obligando a Cortina a rogar por personal sano para la crucial tarea de poner los nuevos cantones de defensa.
A pesar de estas dificultades que amenazaron con "malograr una obra de evidente necesidad," el Coronel Cortina perseveró. Su tenacidad no solo aseguró la reedificación del Fuerte, sino que cimentó la permanencia de la población y el avance de la frontera bonaerense. Su gestión en 1831 fue, en esencia, un acto fundacional que garantizó la supervivencia de la “llave del Departamento Norte”. Así, José María Cortina, un rosista leal comprometido con la defensa y el poblamiento, se erige en la historia local no solo como un militar, sino como el centinela que, ante la desolación y la miseria, rescató a Junín.
Contexto de la entrevista imaginaria. El Coronel José María Cortina, con una destacada trayectoria desde las Guerras de la Independencia, fue encargado por el Gobernador Juan Manuel de Rosas de una misión crucial: levantar de las ruinas el casi abandonado Fuerte Federación. La entrevista se sitúa tras la finalización de los trabajos de reconstrucción en 1831.
Entrevistador (E): Coronel Cortina, le agradezco su tiempo. Tras una carrera que abarca el Cerrito, Ituzaingó y múltiples campañas, el año 1831 lo trajo a esta inhóspita frontera. Como Comandante del Departamento Norte, ¿cuál era el estado real del Fuerte Federación al momento de recibir la orden de reconstrucción?
Coronel José María Cortina (CJC): La situación, mi amigo, era de extrema gravedad. El Fuerte, apenas fundado unos pocos años antes, se hallaba en un estado devastado y diezmado, virtualmente abandonado. Si no se intervenía con urgencia, la obra de afincamiento y poblamiento en esta frontera se habría malogrado por completo, y hoy no tendríamos a Junín. La tropa era exigua, la moral baja y las incursiones del indio eran constantes. Los cantones necesarios para la defensa estaban desmantelados o simplemente no existían. La orden de Su Excelencia, el General Rosas, fue clara: recuperar totalmente este punto vital.
MAS SOBRE EL JEFE MILITAR, RESTAURADOR DEL FEDERACION
E: Precisamente, sobre esa recuperación, se conservan documentos de su puño y letra dirigidos a Rosas. En ellos, usted expone las enormes dificultades para cumplir las órdenes de construcción de los nuevos cantones. ¿Cuál fue el principal obstáculo que enfrentó en la práctica diaria?
CJC: El principal enemigo, más allá de la barbarie, fue la falta de recursos materiales, en especial la caballería. En mis notas de mayo y junio de 1831, tuve que hacer presente que la escasez de caballos se había extendido de tal manera que casi todos los milicianos estaban a pie. Para que una partida pudiera marchar hasta Rojas, por ejemplo, debían utilizarse "caballos de auxilio" que no servían más que para un solo viaje antes de ser devueltos a sus dueños.
"Para conducir las reses a la Federación se hacía necesario recurrir a los Jueces de Paz, que es tanta la escasez de caballos que los hombres no tienen aún en que venir a la citación para los enrolamientos."
No solo se dificultaba la defensa y el patrullaje, sino el simple abastecimiento. Además, la enfermedad de oficiales claves, como el capitán Saturnino Castro, retrasó la puesta del cantón, pues la voluntad de Su Excelencia era que un capitán estuviese a cargo, y los hombres sanos y francos eran contados.
E: Tras superar esas penurias logísticas, usted logró que el Fuerte no solo se mantuviera, sino que cimentara el futuro del actual Junín. ¿Qué significado militar y político tuvo para usted esta misión en la Frontera Norte, siendo usted un militar rosista leal?
CJC: El Fuerte Federación es la puerta de la civilización en este vasto territorio. Mi labor no fue solo levantar empalizadas, sino asegurar un núcleo que permitiera afincarse y poblar. Mi vida entera ha estado al servicio de la Patria desde 1810, pasando por la Vuelta de Obligado años después. La reconstrucción de este Fuerte en 1831 fue un acto de fidelidad inquebrantable a la Causa Federal y al Restaurador de las Leyes. Rosas entendía que asegurar la frontera era asegurar el progreso de la Provincia de Buenos Aires. Me enorgullece haber sido el militar que garantizó que este lugar, a pesar de estar diezmado, siguiera existiendo y echando raíces.
José María Cortina, imagen generada por IA
ADHIEREN AL CICLO HISTORIAS FUNDACIONALES 198 AÑOS DE JUNIN


























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