Ocurrió en enero de 2004. Fue hallado sin vida en su casa del barrio Prado Español. El único rastro: una mordedura en su espalda que no pudo ser descifrada. La última noche y un gran interrogante
El 18 de enero de 2004 es encontrado sin vida Miguel Angel Latorraca, el jubilado de 71 años de edad, muerto a golpes en su casa ubicada en calle Aristóbulo del Valle 25 en el barrio Prado Español.
A pesar del tiempo transcurrido no hay detenidos ni sospechosos. A Miguel Angel Latorraca lo mataron a golpes en su casa durante un asalto y se especula que fue más de una persona, pero nada más. En su momento el ex fiscal Marcelo Tuñón confío en que una herida, concretamente una mordedura orientara la pesquisa hacia los asesinos y corriera el velo de un misterioso crimen pero todo quedó sin resolverse.
Lejos de las conjeturas el entonces titular de la Unidad Fiscal de Instrucción UFI Nro. 2 esperaba que los rastros extraídos de esa mordedura sufrida por el jubilado en su espalda coincidieran con algunos de los moldes que tomaron peritos odontológicos de distintas piezas dentales, pero el caso sigue siendo un enigma sin resolver.
EL CRIMEN
Su cabeza estaba entre dos maceras y presentaba un golpe. Los investigadores creyeron que el hombre trató de defenderse de los delincuentes y en el forcejeo habría recibido la mordedura.
La lesión se descubrió el mismo día del crimen durante la autopsia practicada al cadáver.
Sin embargo las pesquisas realizadas no arrojaron detenidos. El crimen del jubilado ocurrió a las 7.30 de la mañana del domingo 18 de enero de 2004. Al menos dos personas ingresaron en su casa y lo atacaron a golpes en el patio hasta matarlo. Una de las hipótesis que se evaluó al principio fue que los delincuentes buscaban una alta suma de dinero y no la encontraron.
El homicidio se sumó a una lista de asesinato en Junín no esclarecidos, que en su mayoría tuvieron como víctimas a ancianos.
LAS PRESUNCIONES
Otra especulación de los detectives es que una persona conocida de Latorraca golpeó la puerta principal del frente para no despertar sospecha y asegurar el ingreso a la casa. Ese dato fue confirmado por la ausencia de rastros de escalamiento en las paredes del patio de la vivienda y de violencia en las puertas.
Los peritos tampoco hallaron huellas dactilares en muebles y aparatos electrónicos.
Apenas se inició la investigación fueron entrevistados numerosos vecinos del barrio para saber si algunos de ellos había visto "movimientos" y personas extrañas en la casa del hombre, pero nadie pudo aportar información concluyente.
LA ULTIMA NOCHE Y UN GRAN INTERROGANTE
Cuando se inició la investigación por el asesinato de Miguel Angel Latorraca, los detectives trataron de dilucidar que pasó durante las horas de la víctima antes de ser asesinada.
Pero solamente se pudo establecer que el sábado 17 de enero de 2004 y hasta las 23.30, el jubilado estuvo en el entonces bar "Los Mandarines" en Sáenz Peña e Hipólito Yrigoyen, junto a un grupo de amigos como lo hacía habitualmente.
A partir de ese momento y hasta las 7 de la mañana del domingo, la hora estimada del homicidio, todo es un gran interrogante.
El 18 de enero de 2004 es encontrado sin vida Miguel Angel Latorraca, el jubilado de 71 años de edad, muerto a golpes en su casa ubicada en calle Aristóbulo del Valle 25 en el barrio Prado Español.
A pesar del tiempo transcurrido no hay detenidos ni sospechosos. A Miguel Angel Latorraca lo mataron a golpes en su casa durante un asalto y se especula que fue más de una persona, pero nada más. En su momento el ex fiscal Marcelo Tuñón confío en que una herida, concretamente una mordedura orientara la pesquisa hacia los asesinos y corriera el velo de un misterioso crimen pero todo quedó sin resolverse.
Lejos de las conjeturas el entonces titular de la Unidad Fiscal de Instrucción UFI Nro. 2 esperaba que los rastros extraídos de esa mordedura sufrida por el jubilado en su espalda coincidieran con algunos de los moldes que tomaron peritos odontológicos de distintas piezas dentales, pero el caso sigue siendo un enigma sin resolver.
EL CRIMEN
Su cabeza estaba entre dos maceras y presentaba un golpe. Los investigadores creyeron que el hombre trató de defenderse de los delincuentes y en el forcejeo habría recibido la mordedura.
La lesión se descubrió el mismo día del crimen durante la autopsia practicada al cadáver.
Sin embargo las pesquisas realizadas no arrojaron detenidos. El crimen del jubilado ocurrió a las 7.30 de la mañana del domingo 18 de enero de 2004. Al menos dos personas ingresaron en su casa y lo atacaron a golpes en el patio hasta matarlo. Una de las hipótesis que se evaluó al principio fue que los delincuentes buscaban una alta suma de dinero y no la encontraron.
El homicidio se sumó a una lista de asesinato en Junín no esclarecidos, que en su mayoría tuvieron como víctimas a ancianos.
LAS PRESUNCIONES
Otra especulación de los detectives es que una persona conocida de Latorraca golpeó la puerta principal del frente para no despertar sospecha y asegurar el ingreso a la casa. Ese dato fue confirmado por la ausencia de rastros de escalamiento en las paredes del patio de la vivienda y de violencia en las puertas.
Los peritos tampoco hallaron huellas dactilares en muebles y aparatos electrónicos.
Apenas se inició la investigación fueron entrevistados numerosos vecinos del barrio para saber si algunos de ellos había visto "movimientos" y personas extrañas en la casa del hombre, pero nadie pudo aportar información concluyente.
LA ULTIMA NOCHE Y UN GRAN INTERROGANTE
Cuando se inició la investigación por el asesinato de Miguel Angel Latorraca, los detectives trataron de dilucidar que pasó durante las horas de la víctima antes de ser asesinada.
Pero solamente se pudo establecer que el sábado 17 de enero de 2004 y hasta las 23.30, el jubilado estuvo en el entonces bar "Los Mandarines" en Sáenz Peña e Hipólito Yrigoyen, junto a un grupo de amigos como lo hacía habitualmente.
A partir de ese momento y hasta las 7 de la mañana del domingo, la hora estimada del homicidio, todo es un gran interrogante.
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