Papa Francisco: el conductor de un nuevo tiempo en la Iglesia

¿Dónde estabas cuando el cardenal Bergoglio fue elegido Papa?. Esa será la pregunta que de ahora en más todos nos hacemos y haremos en cada momento que nos encontremos con amigos, familiares y conocidos en cada reunión, en cada mesa de café. Y será también la que seguramente nos harán nuestros nietos cuando en sus vidas llegue el momento de hablar cuando un argentino ocupó el trono de Pedro.
Era una semana aciaga en la historia de nuestra ciudad. Fue la semana que los juninenses vivimos en peligro. Tras la muerte cruel de una jovencita de 17 años, Karen Campos durante un robo (sábado 9), se desató la furia total en la ciudad en una noche de fuego y piedras que generó la vandálica destrucción parcial de la comisaría Segunda en Bario Belgrano, el palacio municipal, la rotura de vidrios de los frentes de Tribunales y Banco Provincia, patrulleros quemados. (domingo 10). El caos, la locura. Luego las derivaciones políticas consecuentes. Una semana donde los juninenses perdimos la inocencia y nos enfrentamos a las consecuencias de afrontar la realidad de ser una gran ciudad, en crecimiento, con sus pros y sus contras.
Yo estaba ese día tomando fotografías de cómo había quedado la Comisaría Segunda. Y al cruzar la plaza vi que estaba abierta la iglesia Sagrado Corazón de Jesús. Años hacía que no entrada y entonces tuve el deseo de entrar, recorrerlo una vez más porque allí fue donde recibí el bautismo, tomé la comunión y se me administró la confirmación por el Obispo monseñor Tomé -aùn conservo el recuerdo del padre Tulio Angeletti que montado a su bicicleta recorría cada calle de su parroquia-. Así que entré. La idea era sacar varias fotos -siempre llevo mi máquina, uno nuca sabe cuándo la va a necesitar- de ese templo tan particular, hermoso y maravilloso que tiene esta querida ciudad de Junín. A medida que iba mirando y recorriendo se me venía a la memoria tantos momentos de mi infancia y adolescencia e inclusive de mi juventud. Al salir y tras tomar la última foto desde el atrio de la iglesia hacia la plaza (es tan hermoso ver un templo con sus puertas abiertas de par en par), me llega el mensaje de Marga que me avisa que ya teníamos Papa. ¡Qué coincidencia maravillosa!!.
Esto fue el miércoles 13. Cuando se produjo el tan esperado anuncio desde el momento de conocerse la renuncia de Benedicto XVI un mes atrás: un nuevo Papa, pero la sorpresa mayúscula fue conocer en quién recayó la elección: un argentino, el cardenal Jorge Mario Bergoglio pero todo no terminó allí. La alegría y la emoción se prolongaron cuando se pronunció el nombre elegido por el nuevo Pontífice: Francisco. Un nombre que lo dice todo.
La alegría y la emoción fue compartida en familia. Nada mejor que ello.
Un nuevo camino comienza a recorrer la Iglesia. Un camino distinto. Francisco sintetiza y representa lo que millones de cristianos esperábamos: un camino que nos reconcilia con nuestra Santa Madre Iglesia. Un hecho histórico universal que abre expectativas y esperanzas miles.
Los primeros gestos nos indican que se abren años maravillosos para la fe. La continuación de un camino que fue iniciado, casualmente hace poco más de cincuenta años por otro Papa santo, reformista, que llegó para abrir las ventanas de la Iglesia con el fin de que entre una nueva brisa, fresca y renovadora: Juan XXIII que convocó al Concilio Vaticano II. La figura de Francisco me recuerda mucho a la de este santo Papa.
Francisco llega para llevar adelante ese cambio pretendido por otro papa bueno Juan Pablo I, (Albino Luciani), que deseaba una Iglesia para los pobres, esa opción preferencial.
Francisco llega para proseguir esa senda de ecumenismo y diálogo fraterno y universal con todas las religiones que impulsó Juan Pablo II.
Llega para eso y para mucho más. Estos gestos, estos signos que a continuación comparto con ustedes, me llevan a decir claramente y confiado que nuevos tiempos se abren para la Iglesia, tiempos impensados hace muy poco, pero necesarios. Hoy más que nunca se siente la mano de Dios y del Espíritu Santo sobre Roma, la Ciudad Eterna y la Iglesia. Una Iglesia para el siglo XXI con los pies basados en el Evangelio de hace dos mil años.
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