Dora Panichelli: "Sencillismo literario"
Dora Panichelli, escritora radicada en Junín, oriunda de Ingeniero Balbín, localidad del distrito de General Pinto, rodeada de su esposo, Carlos De Sloover, hijos y seres queridos en oportunidad del festejo de sus 70 años en 2014.
Dora Panichelli nació en Ingeniero Balbin, un pueblo muy chico perteneciente al partido de General Pinto. Segunda de seis hermanos, se crió en el seno de una familia de pequeños productores rurales.
Concurrió a la primaria en la Escuela N° 12 de esa localidad. Allí hizo hasta sexto grado y después continuó como pupila en el Notre Dame de Lincoln.“Primero se fue mi hermana mayor -rememora-, a la que le costó muchísimo adaptarse, y de hecho se quiso volver, pero mi padre dijo que si ella se volvía ninguno de nosotros iba a poder seguir el secundario allá, entonces se esforzó por nosotros y gracias a eso yo pude hacer el secundario”.
Su deseo más profundo, desde chica, era ser docente y cuando egresó de esa escuela, lo hizo con el título de maestra.
Se recibió en 1962 y al otro año ya estaba trabajando como docente en La Margarita, una estancia que, además, “era pueblito, fábrica, escuela y todo”.
Docencia y migración
En La Margarita estuvo sólo un año y enseguida pasó a la Escuela 12 de Ingeniero Balbin, la misma en la que se había educado, donde permaneció 15 años.
“Fue una época muy linda, tenía secciones agrupadas, a veces segundo y tercero, o tercero y cuarto, porque el mínimo eran 20 alumnos y no siempre se llegaba a ese número”, evoca Dora.
De esos años tiene los mejores recuerdos y también en esa época se siguió preocupando por su formación: “Yo siempre fui muy inquieta, con otras docentes nos pagábamos el taxi para hacer seminarios de capacitación en el Centro de Investigación Educativa de Pinto”.
Sin embargo, el paso del tiempo hizo mella en Ingeniero Balbin y la despoblación fue una consecuencia inevitable, que también alcanzó a Dora: “Esa situación nos obligó a emigrar, fue un proceso muy triste, muy duro, mi marido estaba en el almacén de ramos generales y ahí se veía bien cómo caía todo. La destrucción del ferrocarril también influyó en todo eso, así que decidimos irnos”.
Directora
Antes de hacer las valijas, Panichelli concursó para un cargo directivo en Junín y la nombraron directora de la Escuela N° 7. Así fue como se mudó a nuestra ciudad en 1980.
“Era una buena escuela -cuenta- y yo venía con convicciones de hacer cambios, de armar un buen grupo de trabajo, un equipo, y si bien costó un poco, pudimos lograrlo”.
En ese puesto estuvo otros 15 años. Según dice, en su gestión se produjo una bisagra en 1986, cuando en la escuela “se impone la doble escolaridad”, ya que a partir de ese momento “se pudo trabajar bien en equipo” en una experiencia “muy enriquecedora”.
Y amplía: “Fue algo hermoso, yo le di mucho a la escuela, pero también la escuela me dio mucho a mí. Trabajamos con chicos que estaban en riesgo y llegamos a integrar a varios que tenían muchos problemas. Sobre todo en mi última etapa, en los 90, donde una parte importante de la población con la que contábamos, tenía dificultades económicas”.
Dora enfatiza que “siempre” le gustó más la docencia que el cargo directivo, aunque nunca dejó de estar frente a un curso porque cuando faltaba una maestra en la Escuela N° 7, ella la reemplazaba, “así que no extrañaba tanto, porque lo hacía bastante seguido”.
Eso le permitió seguir ejerciendo su actividad. “Yo amaba la docencia y lo hacía con mucho gusto, porque tenía pasión por esta actividad”, insiste.
Y es por eso que, al momento de jubilarse, no hizo nada más relacionado con la docencia, a excepción de un censo. “A pesar de que al principio extrañé mucho, preferí quedarme con ese hermoso recuerdo”, comenta.
A partir de ahí empezó un nuevo capítulo en su vida que fue el de profundizar su hobby: la literatura.
Escritora
Siendo estudiante de secundario, Dora ganó un concurso literario con una alabanza que le hizo a un santo. Desde entonces, su gusto por la literatura se mantuvo intacto.
Durante muchos años escribió cuentos y poemas, sin publicar. “Un momento en el que escribí mucho -recuerda- fue cuando perdí un bebé: ahí sentí lo que es la literatura para transmitir sentimientos”.
Años más tarde, cuando se organizó un evento para el Día del Maestro en la Escuela N° 3, Dora presentó uno de los poemas que escribió en aquel entonces, que se titula “La cuna vacía”, que fue ilustrado por el recordado artista y docente Rubén Pío Soberano. “Eso lo vio Roberto Cánepa Leiva y me felicitó”, cuenta Dora, en referencia al reconocido escritor juninense.
Siguió escribiendo, siempre para ella, hasta que en 1996, luego de jubilarse, se inscribió en un taller literario con Cánepa Leiva y, con continuidad, concurrió durante varios años.
Ese fue el comienzo de una dedicación más profunda a lo que, hasta entonces, había sido sólo un pasatiempo.
Sus obras
Escribió algunos pocos cuentos infantiles y uno de ellos, “Operación rescate”, obtuvo una medalla de oro en el certamen Abuelos Bonaerenses.
“Está basado en un hecho muy triste que ocurrió en San Nicolás -explica-, que tuvo una gran repercusión a nivel nacional, donde un chico cayó en un pozo e intentaron rescatarlo durante 48 horas y lamentablemente no lograron sacarlo con vida; yo escribí una historia de animales, que escuchaban los ruidos del chico y lo rescataban. Para darme el premio, el jurado en ese entonces tuvo en cuenta la ‘idea superadora’ del cuento”.
También obtuvo menciones y premios por sus trabajos en Mercedes, Morón, Lincoln, General Viamonte y Junín. Además, integró la antología “El libro de los dos siglos”, participó de un libro de la Asociación Sanmartiniana y en colecciones en Alta Gracia, Bialet Massé y Río Ceballos.
Fue Jurado de Preselección en Cuento en el certamen JunínPaís entre 2002 y 2006.
También participa, desde el año 2004, en el programa radial “Continente de luces” de la poeta Alicia Victoria Pagella, donde tiene su columna, “Páginas en blanco”, en la que todas las semanas lee algún relato y profundiza sobre algún tema de actualidad.
En 2008, cuando se celebró el centenario de Ingeniero Balbin, la convocaron para hacer un libro con la historia del pueblo. “Ahí surgió ‘De mis raíces’ -comenta-, que en realidad es un libro con vivencias, anécdotas y personajes de la localidad”.
En esa época también escribió el cuento “Volviendo al pago”, que fue publicado en los diarios La Nación y Clarín.
Finalmente, el año pasado editó su primer libro de cuentos, “María coraje”: “Como no sabía cómo me iba a ir, me animé a hacer 50 ejemplares, y resulta que cuando lo presenté en la Feria del Libro, ese mismo día los vendí todos. El libro contiene varios cuentos que fueron premiados en diferentes certámenes”.
Su literatura
Si bien se formó en narrativa, Panichelli también escribe poesía: “Esa es mi travesura”, dice, con sonrisa cómplice, ya que asevera que lo hace de modo “intuitivo”.
Según cuenta, al momento de escribir “suelen aparecer las vivencias personales, sobre todo lo que tiene que ver con los años en el pueblo”.
Dora asevera que lo que ella hace se inscribe dentro del “sencillismo literario”, y puntualiza: “Escribo para que me comprendan, me importa que lo que yo escribo se entienda. Ahí la escritura es más espontánea, va fluyendo, sin que sea rebuscada, se va deslizando de manera que sea nítida”.
Generalmente, cuando se pone a escribir, ya tiene una idea de cómo empieza y termina el cuento o el relato, pero también puede haber variaciones. “Es cierto eso que dicen que los personajes nos llevan de la mano”, grafica.
Con todo, Dora le da mucho valor a lo que su literatura genera en los lectores: “Para mí es importantísimo tener alguna devolución, tal vez la gente no sabe lo reconfortante que es cuando alguien hace una mención a nuestra obra, decirme ‘qué lindo lo que escribiste’, o ‘me emocioné con un cuento tuyo’, o simplemente que te digan ‘leí lo que hiciste’, realmente eso me energiza”.
Balance y futuro
Dora Panichelli vivió la docencia con pasión y con ese mismo entusiasmo, ahora transita por el camino de la literatura.
Al momento de hacer un recuento de lo hecho, se muestra satisfecha: “Yo sólo tengo agradecimiento para la vida y para Dios, porque la fe es lo que ilumina la vida ya que nada me fue fácil, pero no me quejo porque pude lograr cosas. El tesón y la fortaleza son las semillas que siempre prenden y yo eso lo disfruto mucho”.
Asimismo, con el mismo énfasis, destaca cuáles son sus proyectos inmediatos: “Ahora estoy trabajando para participar de un certamen con un cuento inédito y tengo algunas dudas con los personajes. Hice un cuento a partir de una visita que hice a Purmamarca, pero tengo que trabajarlo más y ése es mi próximo desafío. Además, quisiera escribir algo por el Año de la Fe y la asunción del nuevo Papa, ya que soy muy creyente y estoy muy esperanzada con él, pero quiero volcar algo en lo que esté separado lo literario de mi fe”.
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